Page 215 - Egipto TOMO 2
P. 215

216                   HASTA TEBAS
                numerosas historias más romancescas que verídicas. Juan el Ermitaño de Lykonpolis, pasa
                por uno de los más espléndidamente dotados de la gracia, de suerte que tenia el don de
                vaticinar lo futuro: según se dice, predijo á Teodosio la victoria que alcanzó en Aquilea (394).
                  Volvamos á la ciudad. Por más que nos empeñemos en descubrir los restos de la antigua
               • Lykonpolis, donde 205 años después de Jesucristo vió la luz el más grande de los filósofos
                neoplatónicos, Ploíino, sólo encontraremos un fragmento de mármol empleado en la cons-
                trucción de una casa moderna, ó algunas columnas que, habiendo formado parte de edificios
                griegos,  se han  utilizado para  la mezquita  principal.  Hace pocos años vimos en  este
                sitio, un viernes por cierto, á la hora de  la oración del medio dia, varias figuras extrañas
                elevando los brazos con ardiente fe, y delante de uno de los cafés pudimos escuchar á un
                narrador público, entre cuyo auditorio no había más europeo que. nuestra humilde persona.
                Al presente es mucho mayor el número de occidentales, gracias á que, hace algún tiempo, el
















                                           SIUT
                camino de hierro  llega hasta Siut.  Difícil es consignar  si logrará reanimar el decadente
                comercio y la industria, sobre todo, de una población cuyas famosas fábricas de damascos y
                tapicerías hace mucho tiempo están completamente arruinadas. De todos modos, en adelante,
                como en los tiempos pasados, Siut servirá de depósito para las mercancías procedentes del
                desierto líbico  , de Darfur y de Kordofan  , y en cuanto á Rumela  , que es el punto de parada
                de las caravanas que vienen del Sur, continuará siendo el centro de un comercio por demás
                activo, en tanto no se prolongue la vía férrea.  Siut  es, después de Kene, la ciudad más
                agradable de cuantas se levantan en las márgenes del Vilo; mas cuando se ha visto  la
                suciedad que en otro tiempo manchaba sus calles, se comprende que Ibn-Said dijera:
                                 Un dia solo y una sola nocbe
                                 Permancí en la célebre Siut;
                                 Y sin embargo, señor, tan leve instante
                                 Pesa en mi alma más que luenga vida.
   210   211   212   213   214   215   216   217   218   219   220