Page 363 - Egipto TOMO 2
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                 realmente, es decir, por depósitos de provisiones.  Sin embargo, por ellos y más aun por su
                 contenido, es por lo que se mantiene el crecido número de perros que sirven para la guarda
                 de las casas de los felahes, y que durante los primeros tiempos de nuestra permanencia en
                 Abd el-Kurna, se mostraban por demás hostiles á los nuevos vecinos, cuando á la puesta
                 del sol regresábamos á casa después de nuestras diarias expediciones.
                                                          Las habitaciones de esas
                                                        gentes, que hemos visitado,
                                                        áun cuando carecen del aseo
                                                        v limpieza que en otros
                                                        países se estilan  , distan mu-
                                                        cho de  ser  sucias y  estar
                                                        llenas de basura: en muchas
                                                        de ellas hemos podido con-
                                                        templar más de una escena,
                                                        conmovedora de felicidad do-
                                                        méstica y de buena vecindad:
                                                        muchos son  los  individuos
                                                        que  se  contentan con una
                                                        sola  esposa  legítima.  Casi
                                                        todos esos sencillos habitan-
                                                        tes se consagran como acce-
                                                        sorio,  al comercio de anti-
                                                        güedades  , y  venden  á  los
                                                        mercaderes  de Luqsor  las
                                                        piezas más notables que des-
                                                        cubren. Durante el invierno
                                                        son muchos los que alquilan
                                                        sus asnos á los extranjeros,
                                                        y  adiestran á sus pequeñue-
                                                        los para que sigan á los ex-
                                                        cursionistas, llevando jarras
                                                        de agua, para que pidan
                            MOHAMED, MUCHACHO DE ABD EL-KURNA
                                                        limosna, ó para que sepan
                 ofrecerles las antigüedades contrahechas que ellos mismos elaboran con gran habilidad, ó que
                 por medio de agentes intermediarios adquieren en  el Cairo ó en Europa. Esos diablillos
                 encontrarán salida para su mercancía, en tanto existan viajeros superficiales que en solos dos
                 ó tres dias se impongan completamente de la antigua Tébas y deseen llevar á su patria, como
                 recuerdo de viaje, objetos preciosísimos cuya existencia remonta «al tiempo de los Faraones.»
                 Los muchachos de Abd el-Kurna rodean v acosan á los turistas, v con una insistencia y
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