Page 443 - Egipto TOMO 2
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DE LA. CIUDAD DE AMON A LA CATARATA
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              la» aldeas del Alto Egipto, puede contemplarse
                                              el espectáculo que ofrecen esas jóvenes
              entregándose á la práctica del arte que profesan,
                                              y los músicos, que con sus orientales
              instrumentos, en la danza las acompañan.  Si hemos de hablar francamente, los movimientos
              rítmicos del cuerpo,  los mesurados saltos,  las vueltas rapidísimas,  las inclinaciones,  los
              gestos de tales bailarinas  y las palabras de cuando en cuando pronunciadas por las canta-
              doras, sólo á medias habrían logrado satisfacer nuestro gusto occidental, acostumbrado á
              otras manifestaciones, áun cuando nos hubiese  sido  dable contemplar  las  artistas más
              famosas en este género, es decir, las que no se encuentran ni en Esne,
                                                            ni en otra ciudad
              alguna de provincia, sino en el Cairo.




















                                       MERCADO EN ESNE
                Esne no es sólo morada de las ghawazi que por medio de la danza y el canto amenizan las
              reuniones de hombres v de mujeres ademas de esto es residencia de una antigua corpoi ación
                                    i
              á la cual pertenecen  los narradores populares. En  el seno de  ella hállanse \mculadas
              y gg conservan religiosamente las dificilísimas reglas del arte del canto  y punto méno& que
              incomprensibles para el europeo, — a que se ajustan todos los cantores oiientales, y hasta la»
              jóvenes á las cuales hemos escuchado en Kene, en Luqsor y en Esne.  Será esta música todo
              lo desagradable que se quiera para nuestros oídos, pero es imposible desconocei que en la
              série de intervalos musicales irregulares que lanza del pecho una \oz entie nasal y gangosa,
                                          melancólica cadencia, hay algo de inexplicable
              que terminan invariablemente en una larga y
              y arrobador que llega á apoderarse del espíritu. Hasta los fiagmentos paia flauta  y claimete,
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