Page 446 - Egipto TOMO 2
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DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA  359
             » ilusión se hizo pedazos.» Separóse de aquel á quien amara tan profundamente, y se hizo
             »almea. Al presente el recuerdo de su primer amor llena su alma de tristeza. La melancolía
             »y  amor no satisfecho son la fuente de donde brotan sus inspirados cantos.»
               Los regalos preciosísimos que se hacen á una cantatriz como la que nos ocupa, corren
             parejas con los frenéticos aplausos que se la prodigan en este Oriente que es la tierra de la
             liberalidad. Una distinguida señora de las márgenes del Rhin
                                                    , que tuvo la fortuna de oir
             á Almás en un harem, nos
             decia que  las mujeres que
             constituían su  auditorio,  le
             habían arrojado sobre las ro-
             dillas, y materialmente como
             á  competencia  verdaderos
                      ,
             puñados de monedas de oro,
             sortijas, pendientes, ajorcas,
             cuanto les venia á mano: una
             sola de sus sesiones le pro-
             duce tanto ó más que á la
             Patti una función en nues-
             tros teatros.  No es ménos
             envidiable la fortuna de los
             cantores, pero es más pasa-
             jera que la de sus cofrades
             del otro sexo  :  la voz robusta
             del hombre, principalmente
             en las notas agudas y atipla-
             das, no juega tan bien en la
             música árabe como  la voz
             aguda de la mujer. En cam-
             bio  la de los niños v de los
                         «j
             adolescentes  ofrece un  en-
             canto particular, de manera
             que su canto es á veces pre-
                                    ALMAS, LA CANTADORA ÁRABE DE MÁS FAMA  EN LA ACTUALIDAD
             ferido al de las mujeres. Las
                                                 bailadoras, haciendo muestra de
             gitanas (ghawazi) de Esne, son simultáneamente cantoras y
             sus habilidades ante los extranjeros, vistiendo colores vivísimos y luciendo joyas de oro.
             Conten tanse con una pequeña recompensa, no se ocultan detrás de ninguna cortina, y
             difícilmente logran causar, no diré entusiasmo, sino ni arrancar muestras de aprobación á los
             espectadores europeos. Y sin embargo, no es esto decir que sus cantares carezcan de
             sentimiento  y  profundidad, y en algunas de sus danzas dan pruebas de una flexibilidad
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