Page 445 - Egipto TOMO 2
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358           DE LA CIUDAD DE ALTON A LA CATARATA
                 Europa, las mujeres llevan gran ventaja á los hombres en número y en reputación, en el
                 concepto de la buena sociedad. Las más distinguidas se llaman aicalim, en singular almea,
                 la mujer instruida, que ha recibido educación. Por punto general su vida comienza en casa
                 de una persona de calidad que las abandona, en cuanto se ha marchitado el primer frescor de
                 sus encantos: entonces adoptan su nombre, que conservan para sus conocidos, y se presentan
                 en público alcanzando mayor ó menor éxito. Son elemento indispensable en todas las fiestas,
                  especialmente en las bodas: cantan en el harem delante de las mujeres y hasta delante de
                 y
                 los hombres, pero ocultas detrás de un tapiz ó de los pliegues de una antepuerta. En cuanto
                 han logrado hacerse una reputación, se les dispensan honras y  consideraciones, verdadera-
                 mente extraordinarias; cásanse, con el objeto de tener un hombre que las proteja, y cuando
                 desaparecen  la frescura de su voz y  la flexibilidad de su garganta,  se retiran á  la  vida-
                 privada, donde acaban sus dias en medio del reposo y del aprecio universal.  Si no logran
                 alcanzar un éxito brillante , deben contentarse con cantar en los cafés y vivir de las limosnas
                 de  los concurrentes.  En  estos últimos años  la más  célebre de todas,  era una mujer
                 verdaderamente notable, que se dio á sí misma  el nombre de Almás  el diamante, cuyo
                 retrato reproducimos del pintado para el vire y por el aleman Lorie. Por lo que á nosotros
                 toca, no podemos alabarnos de haber oido á la Diamante; pero el pintor Gentz ha tenido esta
                 satisfacción, y además la de dibujar ó retratar á la cantatriz. Según nos dijo, la vio en una
                 reunión que se daba en la casa de un rico cairota.  Semioculta tras una cortina, sólo cantaba
                 algunas estrofas, creciendo el fuego y pasión de su canto al compás del entusiasmo y de los
                 frenéticos aplausos del auditorio. Xo nos sentimos con fuerzas para privar á nuestros lectores
                 de la descripción del ingenioso Gentz: — «Dios te demuestre su aprobación, exclamaba éste;
                                                  tortolilla enamorada, interrumpía un
                 » canta, canta, ruiseñor de los verjeles, decía otro;
                 » tercero, embriáganos de amor con tu cariñoso arrullo. — Y en efecto, dijérase que al par y
                 » brotando de unos mismos labios, oíanse los arrullos seductores de la tórtola enamorada, los
                 » armoniosos trinos del ruiseñor,  el gorjeo cadencioso de los cantores de la enramada. Y de
                 »la propia manera que el ruiseñor trueca sus trinos entusiasmados en plañidera lamentación,
                 »que en medio del silencio de la noche se pierde en lontananza, para comenzar de nuevo con
                 »mavor brío y entusiasmo,  la apasionada Almás suspendía á intervalos su canto, al parecer
                 » llevada de  la inspiración  del momento,  sin obedecer á regla alguna; mas en realidad
                 » teniendo  conciencia  perfecta  del  efecto que en  el auditorio debía producir; pues habia
                 » aprendido este artificio del mismo Bulbul, ó del diamante, que no arroja continuamente sus
                 » luces deslumbradoras. Cuando comenzó de nuevo dejando oir estas palabras: «Pasé á tu
                 »lado, dejé oir mi arrullo, llamóte como tórtola enamorada, mas permaneciste sordo á mis
                 » suspiros,» fué tan profunda la emoción, que al tocar á su término la apasionada romanza,
                 » fueron muchos los oyentes que prorumpieron en sollozos...  El entusiasmo llegó á su punto
                 » más elevado, cuando la cantatriz refirió la historia de su vida. Joven y bella,  fijóse en un
                 » persa, un médico, por el cual sintió una pasión devoradora, y creyó que uniéndose á él por
                 » medio de sagrado  vínculo,  experimentarla toda  la  felicidad del amor. Mas «su dulce
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