Page 456 - Egipto TOMO 2
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370           DE LA CIUDAD DE AMON A LA CATARATA
                 santuario. En cuanto habia atravesado la puerta, cuyas hojas estaban hechas de planchas
                 de cobre, penetraba en un vasto peristilo rodeado por tres de sus lados de corredores con
                 columnas, y en  el fondo del cual levantábase  la gran sala hipóstila.  En  ella no podía
                 penetrar mirada alguna profana, pues como otras tantas barreras lo impedían las paredes
                 levantadas en los intercolumnios en que terminaba por el lado del peristilo. En este patio,
                 según claro lo da á entender el nombre que lleva, tenia lugar el sacrificio, y se exponían á
                 la veneración de los fieles la imágen del dios y las urnas sagradas.  El templo propiamente
                 dicho por su disposición y decoración interior se parece bastante al de Denderah ; sólo que
                 así como en éste el dios principal es Hathor, en el de Edfu es Horo, cuyo nombre se halla
                 repetido en todas partes por medio del milano, que es  el animal que  le estaba consagrado.
                 Las innumerables representaciones de dicha ave, ora por medio de esculturas de granito, ora
                 por medio de cuadros de relieve, y siempre por medio de signos gráficos, no pueden ménos
                 de llamar la atención: nadie puede contemplar,  sin  sentir una especie de simpatía,  los
                 hermosos gavilanes de soberbio plumaje y fiera mirada, tan abundantes en Egipto, que todos
                 los dias contemplamos posados en las cornisas que coronan las columnatas de los patios, ó
                 revoloteando en amplísimos giros sobre las elevadas torres que flanquean la entrada.
                   La sala hipóstila llevaba en Edfu el nombre de Sala Mayor, y su techo estaba sostenido
                 por diez y ocho columnas: sigue á la misma un prosecos de doce columnas que lleva el
                 nombre de Sala esplendorosa de la fiesta. Seguía en pos de  ella la Sala de  la mesa de la
                 ofrenda, y después la Sala del centro, llamada por otro nombre Sala de descanso de los dioses,
                 que era indispensable atravesar para llegar al santuario (Plaza Mayor). Fórmalo un sillar
                 inmenso de pórfido gris, y fué transportado á Egipto por el rey nacional Nectanebo I, que
                 reinaba en dicha comarca en tiempo de la dominación de los persas. Recuerda la capilla
                 monolita que al decir de Herodoto,  el Faraón Amasis hizo conducir de Elefantina á Sais por
                 el esfuerzo reunido de dos mil hombres, y que sin embargo quedó fuera del templo.  El
                 segundo santuario, menor que el primero, hállase situado detrás de éste : llamábase el Mesen
                 y estaba dedicado especialmente á Horo en el concepto de vencedor de Typhon. La mayor
                 parte de  las cámaras que  se encuentran en derredor de  las que dejamos mencionadas
                 últimamente, están consagradas á sendas divinidades: otras habia destinadas á la práctica de
                 determinadas ceremonias, y en otras finalmente se guardaban las estofas, el mobiliario y el
                 tesoro del templo. Las inscripciones del laboratorio y de la pequeña biblioteca son de un
                 elevado interés científico: apoyábase ésta en la fachada del edificio, abría á la derecha del
                 visitador que entraba y estaba llena de  rollos de pergamino y de papiro. En  la cámara
                 correspondiente de la izquierda,  el rey debia hacerse purificar con  el agua bendita y  el
                 perfume  del incienso por dos sacerdotes,  ántes de pasar más adelante en  las bóvedas
                 sagradas. En Edfu como en Denderah, encuéntranse dos escaleras, una recta, otra de
                 caracol, que conducen á la azotea: en Edfu como en Denderah, todo, hasta el lugar más
                 insignificante, se hallaba cubierto de cuadros é inscripciones,  las más importantes de las
                 cuales contienen la historia de la guerra de los dioses, trazada sobre los hermosos sillares que
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