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LA UNIVERSIDAD Y LA MEZQUITA DE EL-AZELAR
El número de los oyentes que le rodean es muy superior al de los jóvenes que asisten á las
enseñanzas de sus colegas. Es el jeque Ashmouni, de gran fama, no sólo por su saber, sino
por su ’wda ejemplar
y ascética, el cual constituye uno de los más bellos timbres de la insti-
tución. Testigo es de su saber un profundísimo estudio gramatical, impreso en Boulaq,
deponiendo de la pureza de sus costumbres el celibato que se ha impuesto. En tanto que
sus colegas, para dar sus
lecciones se sientan en las
esteras, distinguiéndose
únicamente de los que á
ellas asisten por el sitio
que ocupan junto a la co-
lumna, — «establecerse en
»la columna» expresa aquí
lo que entre nosotros «abrir
»un curso»—él disfruta una
fama por nadie contradicha
y por todos confesada, que
influye en que se le conceda
sin disputa el privilegio de
la cátedra. En cuanto al
otro estrado hállase al pre-
sente vacío, correspondien-
do de derecho al jeque más
antiguo de la mezquita, al
venerable as-Sakká, á quien
la edad y las enfermedades
impiden ocupar su sitio jun-
to á la columna. En opinión
del pueblo cuenta más de
cien años; pero los que tiene
realmente son noventa. Al
presente explica á sus alum-
nos que acuden á su casa;
pero mientras pudo asistir samo dEL cairo
á la mezquita, tanto como sus lecciones dadas al pié de la columna, dábanle merecida fama,
por su elocuente y arrebatada palabra, los sermones que predicaba todos los viernes.
Júzgasele el musulmán más instruido de todo el Egipto, y al decir de las gentes que se
ocupan en los asuntos de la mezquita, de fijo habría llegado ya á la jerarquía de muflí en
jefe, que es como si dijéramos rector de la mezquita, si en su juventud no hubiese ganado la
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