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DE LOS INDÍGENAS DEL PERÚ 305
CIVILIZACIÓN DE LOS PIRHUAS
Según la cronología establecida por el historiador Per*
naúdo de Montesino!, el Imperio de los Pirhuas dnró cerca
de dos mil años y se dividió en cinco épocas, en las cnales go-
bernaron^95 Emperadores. La cronología de estos Empera-
dores, expuesta por Montesinos, es la que signe en esta
forma:
1^ Bpoca,—Fundación del Imperio Pirbua, en cuyo es-
pacio de 305 años hubieron nueve Emperadores, desde el año
teresantes reliquias de loi Chimús acreditan, y asi se dice, que lea era des»
conocido el caballo, pues las pesonás van montadas sobre el ancho lomo
de un animal cuya cabeza es parecida á la de un cier-vó, asemejándose el
cuerpo al de un tapir. También se nota que las armas que usaban eran, la
azagaya ó pequeña lanza arrojadiza, la maza y el escudo. Asimismo se co-
lija que eran aficionados á la música, como lo demuestran los muchos ins-
trumentos musicales encontrados. La moda, iguaimente, había llegado en
este pueblo á la alta perfección, á juzgar por la gran variedad de tocados
y
peinados que llevaban las fi¿1iras de las vasijas. Eran aficionados á los
animales, como las aves y cuadrúpedos, antílopes, mochuelos, zapos, gru-
llas y cigüeñas, según se nota eu la oi naraentüción de las figuras halladas.
En la plástica alcanzaron la perfección, pues se ¿otan CttbeZdS Con los ojos
setnícerr¿.dos y la boca torcida por grotesca sonrisa ó verdadero dolor;
otras tienen ojos grandes, inU Lgcntes, que miran debajo de cejas pobladas,
la nariz bien proporcionada, y ia boca de corte expresivo. Pero, lo más
extraordinario de todas estas figuras, es la representación más antigua
que se conoce, de la leyenda de Prometeo, representada por una figura hu,
mana, atada á una roca, y en cuyos intestinos hunde su pico un águila».
Todos estos objetos son de un valor inapreciable, y lástima grande es,
que esa valiosa colección, en lugar de figurar en el Museo Británico de Lon-
dres, no figure en el Museo de Lima. Poi eso, y á fin de evitar en lo sucesivo
semejantes escandalosos despojos, el Gobierno del Presidente don Augusto
B. Leguía, en 1911, expidió un decreto, prohibiendo, en adelante, la extrac-
ción d^ antigüedades peruanas.
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