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308           ORIGEN y CIVILIZACIONES

                YUa.Tocca.                  Rocca-TitUi
                LluQui-Yapanqtii            Inti Maita-Ccapacc.
                Bn  el reinado de Tita-Yapanqui-Pachacati, decimo-
            séptimo Emperador, ana irrupción de bárbaros       proce-
            dentes del Brasil y de los Andes, taló los campos; pero forti-
            ficado el monarca en las montañas de Pucará, trabó con los
            invasores un sangriento combate, en el que, después de una
            espantosa carnicería, pereció dicho monarca de un flechaio.
                Bn  el reinado de Huillcanota-Amanta, quincuaoctavo
            Emperador, tuvo lugar la segunda invasión de hordas ex-
            tranjeras procedentes del Tucumán.
                En el reinado de Toco- Conque, octogésimotcgundo Em-
            perador, invadieron simultáneamente el Perú hordas de sal-
            vajes procedentes, en partes, de Panamá, de los Andes, y del
            puerto de Bueña-Esperanza (1).
                En el último periodo de los monarcas Pirhuas, el Impe-
            rio fué decayendo, hasta llegar á su estado de destrucción
            y ruina, tan grandes, que con su último Einperador, lüti-
            Maita-Ccapacc, se derrumbó totalmente, contribuyendo á
            esta catástrofe la corrupción de los pueblos, que llegó á tal
            extremo, que los gobernados no daban ninguna obediencia
            al soberano, y no dándola tenían que venir, para esos pue-
            blos, el obscurantismo, la decadencia, el caos. A la caída del
            Imperio Pirhua, siguió un interregno de más de doscientos
            afíos, durante el cual la mayor parte de esos pueblos, por
            carecer de gobierno, vivieron en la anarquía, sin culto y sin
            ningún vínculo de familia y de sociedad, errantes por las
            vertientes de los Andes, alimentándose de raíces  y  plantas


               (1) Los relatos de Montesinos han sido acogidos, hasta ahora, con
            cierta desconfianza; pero tienden á rehabilitarse con  las indagaciones
            practicadas últimamente por los sabios. Al terminar sus Memorias anti-
            guas historiales y políticas del Perú, protesta que en su obra «no hay cosa
            fingida, sino datos sacados de quipus y de memorias antiquísimas que me
            be dado el trabajo de examinar instruyéndome de todo.»
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