Page 50 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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           Séneca  (1),  las palabras que pone en boca del coro qae
           figura en bu bella tragedia Medea; 6 si no, fundándose este
           filósofo en la noticia que de las islas del mar Atlántico dio
           Platón por tradición; ó bien en la especulación de sus pre-
           decesores, los filósofos antiguos, sobre la figura del Globo
           terráqueo; ha vaticinado con espíritu profético la existencia
           de un rico Continente; ó, por mejor decir, el convencimiento
           que este sabio tenía de los secretos de la Naturaleza y de la
           Historia, le hicieron prever que no era imposible que, al fin,
           le descubriera un país que se suponía ya conocido de los
           Fenicios y Cartagineses, pues en su referida tragedia Medea,
           al fin del acto segundo, el coro exclama:
                               Venient annis
                         Sscccula seríSi quihus Oceanus
                          Vincula rerum laxety et ingens
                         Patebit telJüSf Tetbisque novos
                         Deteget Orbes^ nec sit terris
                               Ultima Tbule.


              (1)  Lucio Anneo Séneca, célebre  filósofo, nació en Córdoba hacia el
           año 13 de la era cristiana.  Fué maestro de retórica  y  poética en Roma,
           y  preceptor del tirano Nerón, quien con las instrucciotfes de su maestro se
           distinguió como un modelo de monarca durante los cinco primeros años
           de su reinado; pero después se entregó á crímenes abominables, que han
           hecho de él la vergüenza del género humano; Séneca lo censuró continua-
           mente, atrayéndose el odio de su antiguo discípulo, al extremo de que éste
          le condenó á muerte, concediéndole tan sólo la gracia de escoger él mismo
           la manera como  debía morir. La muerte que Séneca escogió fué la de
           picarse las venas; durante sus últimos instantes de vida se entretuvo con
           sus amigos que le rodeaban y lloraban su trágico fin, tratando de consolar
           á unos con su dulzura, y á otros con su severidad.  Molestado por la tar-
           danza de su muerte, vSuplicóásu médico y antiguo amigo, Estacio Anneo, de
          suministrarle un veneno, lo que éste no halló  oportuno, pues agotada  la
          sangre de sus venas y sus miembros ya helados, el veneno no produciría
          ningún efecto, siendo necesario ahogarle con  el vapor de un baño de agua
          caliente, para abreviar así su fin. Su mujer, Paulina, se hizo á la vez picar las
           ycnas para morir junto con su egposo.  ¡Abnegado y tublime sacrificio de
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