Page 53 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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PREVISIONES DE VK NUEVO MUNDO             30

     abatir con prudencia las entenas hesta medio palo, 6 levan-
     tarlas hasta el tope cuando el ardor de los marineros llama
     toda la fuerza de los vientos y la banderola de púrpura ae
     agita-con viveza al pie de la nave
         '*  La nave de Tesalia aproximó los mundos que sabia-
     mente separó la naturaleza; sometió el mar á la presión de
     sus remos, y agregó á nuestras m'S*rias los peligros de un
     elemento extraño. La desgraciada embarcación pagó caro
     sa imprudencia en aquella larga serie de riesgos que tuvo
     que correr entre las dos montañas que cerraban la entrada
     del Euxino, y que chocaban una contra otra con el estruen-
     do del rayo, mientras que el mar, preso entre ellas, lanzaba
     hasta las nubes sus espumosas olas. El animoso Tiflis se pu-
      so pálido al verlo, y dejó escapar el timón de su desfallecida
      mano.  Calló Orfeo y enmudeció la lira entre sus dedos.  El
      mismo Argos perdió el uso de la palabra, y cuando la vir-
     gen del Peloro de la Sicilia, rodeada de sus perros furiosos,
     les hizo ladrar á todos á la vez, ¿á cuál de los navegantes no
      le temblaban todos los miembros,  al escuchar aquellos gri-
      tos dados por un solo monstruo? ¿cuál debió ser también su
     terror, á los armoniosos cantos de las crueles sirenas, que se
      oyen en el mar de Ausonia,  y  que acostumbradas á detener
      las naves con el encanto de su voz, casi se dejaron arrastrar
      délos dulces sonidos déla lira de Orfeo, luego que éste la
      hizo vibrar convenientemente?
         ''¿Cuál fué, sin embargo, el precio de tan atrevido viaje?
      Un vellocino de ore,* y Medea: Medea, más cruel que las
      mismas sirenas, y digna recompensa de los primeros navC'^
      gantes.
           Ahora la mar está sometida, doblégase á nuestras  le-
          **
      yes,  y  ya no hay necesidad de una nave construida por Mi-
      nerva y montada por reyes. La menor barca puede arries-
      garse en las ondas; derribados yacen los linderos antiguos,
      y los pueblos van á construir ciudades en las nuevas tie-
      rras.  Abierto está el mtindo, recorrido está, en todas direc-
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