Page 155 - Cómo no escribir una novela
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LOS MARCOS DE LA ACCIÓN
Era una ciudad como cualquier otra
Las variopintas personas que pululan por las calles, los edificios que se alzan muy por
encima de las apestosas alcantarillas, el mismo cielo azur, son oportunidades que no
puedes desperdiciar para frustrar, alarmar o disgustar a sus lectores. Ahora te
enseñaremos a sacarles el máximo provecho a estos elementos:
Las detalladas fotos del catálogo
Cuando un exceso de tecnología, zapatos,
refugios atómicos… interrumpen la acción
Por primera vez desde que le habían asignado la misión —coño, por primera
vez en toda su carrera como agente secreto internacional—, Roger
Destroyer se preguntó si iba a volver a la central. Arrancó el motor y,
quemando las gomas de los neumáticos, se fue de allí a la carrera pues los
pistoleros del cártel de Medellín lo estaban persiguiendo como condenados.
Recurriría a sus usuales estrategias evasivas, pero él sabía que habría
soldados de la Guardia Nacional estacionados a todo lo largo de su única
ruta de escape para salir del país.
Roger aceleró y puso la tercera para sacarles un poco de ventaja a sus
perseguidores. El coche era un Montalban del 2006 coupé, con doble
suspensión independiente a las cuatro ruedas y neumáticos de gama alta con
perfil bajo. Los asientos eran de la piel de cordero más fina, con un diseño
bordado en espiga, provistos de reposacabezas anatómicos integrados, con
refuerzo lumbar ajustable. Mientras conducía consultó los potentes
retrovisores eléctricos antirreflejantes que permitían una magnífica
visibilidad incluso en las peores condiciones climáticas. Apretó el pedal del
acelerador y el tacón de su mocasín Ralph Lauren de color burdeos pisó la
alfombrilla, que era de la lana de Worcestershire más fina.