Page 183 - Fantasmas
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Joe Hit
gustaban tenían un regusto metálico, como si hubiera estado
masticando un cable de cobre.
El hombre gordo lo sacó de su ensimismamiento.
—¿Has visto mis gafas?
Finney apoyó una rodilla en el suelo y miró debajo de
la camioneta. Las gafas del señor gordo estaban debajo de la
defensa. .
—Aquí están —dijo alargando un brazo entre las piernas
del señor gordo para cogerlas—. ¿Para qué son los globos?
— Trabajo de payaso medio tiempo. —El hombre gordo
tenía medio cuerpo dentro de la camioneta y sacaba algo de la
bolsa de papel que había dejado allí —. Soy Al. ¿Quieres ver al-
go gracioso?
Finney levantó los ojos a tiempo para ver a Al sosteniendo
una lata de acero amarilla y negra, con dibujos de avispas. La
agitaba con fuerza y Finney sonrió, pensando que eran ser-
pentinas.
Entonces el payaso le roció la cara con una espuma blan-
ca. Finney intentó girar la cabeza, pero no lo suficientemente
rápido como para evitar que le alcanzara en los ojos. Gritó, y
parte-de la espuma se le metió en la boca; tenía un sabor fuer-
te, a producto químico. Sus ojos eran brasas encendidas ardiendo
en las cuencas y le quemaba la garganta; jamás en su vida ha-
bía sentido un dolor semejante, como un frío ardiente que le
desgarraba. El estómago se le revolvió y regurgitó el refresco de
uva notando su dulzor caliente en la boca.
Al lo había agarrado por el cuello y lo empujaba hacia
el interior de la camioneta. Finney tenía los ojos abiertos, pe-
ro sólo veía ráfagas de color naranja y marrón grasiento que
crecían, menguaban, chocaban entre sí y después desapare-
cían. El hombre gordo lo sujetaba del pelo con una mano y con
la otra le apretaba la entrepierna, levantándolo. Cuando el in-
terior de su brazo rozó la mejilla de Finney, éste giró la cabe-
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