Page 187 - Fantasmas
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gnoraba  qué le diría Al cuando  volviera,  pero  no  hacía
            falta que le explicara nada. Finney ya sabía de qué se tra-
     taba.
           El primer chico  había desaparecido  dos años  atrás, justo
     después  de que  se  derritieran  las nieves  invernales.  La colina
     detrás  de St. Luke's  era  un  montón  de lodo pegajoso,  tan  res-
     baladizo  que los niños  bajaban por  él en  sus  trineos  hasta  es-
     trellarse  abajo contra  el suelo.  Una  niña  de nueve  años  llama-
     da Loren  se fue a orinar  entre  los matorrales  al final de Mission
     Road  y nunca  volvieron  a verla.  Dos  meses  más  tarde,  el 1 de
     junio, otro  chico  desapareció.  Los periódicos  se  referían  a su
     secuestrador  como  «el Abductor  de Galesburg»,  un  nombre
     que,  para  Finney,  era  una  pobre imitación  de Jack el Destri-
     pador. Se llevó  a un  tercer  niño  el 1 de octubre,  cuando  el aire
     estaba impregnado  del aroma  a hojas muertas  que crujían al pi-
     sarlas.
          Esa  noche, John y su  hermana  Susannah  se  sentaron  en
     lo alto de las escaleras  y escucharon  a sus  padres discutir  en  la
     cocina.  Su madre  quería vender  la casa,  mudarse  a otro  sitio,
    y su padre dijo que cuando  se ponía histérica  resultaba  odiosa.
    Algo se  cayó o alguien lo tiró.  Su madre  dijo que no  lo sopor-




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