Page 202 - Fantasmas
P. 202
uando volvieron los dolores de estómago, a última
hora de su tercer día en el sótano, tuvo que sentarse
en el colchón a rayas y esperar a que pasaran. Era como si al-
guien le hubiera ensartado un espetón por el costado y estu-
viera dándole vueltas lentamente. Apretó las muelas hasta que
notó el sabor a sangre en la boca.
Más tarde bebió agua de la cisterna del retrete y perma-
neció un rato allí, de rodillas, investigando los tornillos y las
tuberías. No entendía cómo no se le había ocurrido inspeccio-
nar antes el retrete. Trabajó hasta que tuvo las manos rojas y
arañadas, tratando de desenroscar un grueso tornillo de hierro
de ocho centímetros de diámetro, pero estaba cubierto de óxi-
do y no consiguió soltarlo.
La luz que entraba por el ventanuco en el extremo oeste de
la habitación le espabiló, era un rayo de sol amarillo brillante en
el que flotaban chispeantes motas de polvo, y se alarmó al darse
cuenta de que no recordaba haber estado tumbado tanto tiem-
po en la colchoneta. Le resultaba difícil hilar pensamientos, ra-
zonar las cosas. Incluso después de llevar diez minutos despier-
to tenía la impresión de que se acababa de levantar. Se encontraba
desorientado y con la sensación de tener la cabeza hueca.
200