Page 199 - Fantasmas
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uando la oscuridad llegó envolviendolo, se encogió
sobre el colchón con las rodillas pegadas al pecho. No
durmió y apenas parpadeó mientras esperaba a que la puerta
se abriera, el hombre gordo entrara y la cerrara detrás de él,
y a que los dos estuvieran solos en la oscuridad. Pero Al no
vino. Finney tenía la mente en blanco, concentrado sólo en
el latido seco de su pulso y el murmullo distante del viento de-
trás de los ventanucos. No tenía miedo, lo que sentía era al-
go más grande que el miedo, un terror narcótico que lo in-
movilizaba por completo, lo volvía incapaz de pensar siquiera
en moverse.
No durmió pero tampoco estaba despierto. Los minu-
tos no transcurrían, no se convertían en horas. Ya no tenía sen-
tido pensar en el tiempo a la manera tradicional. Había un ins-
tante y después otro, una sucesión de instantes que transcurrían
en una procesión lenta y letal. Sólo salió de su parálisis cuan-
do una de las ventanas comenzó a iluminarse, mostrando un
rectángulo de gris acuoso que flotaba en la oscuridad, cerca
del techo. Supo, sin ser al principio muy consciente de cómo
tenía esa certeza, que no estaba en los planes de Al que él lle-
gara a ver la luz del amanecer. Aquel pensamiento no le in-
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