Page 201 - Fantasmas
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Joe HiLL
Al movió la cabeza, mirando a Finney con aire de mal-
humorado reproche, como si éste le hubiera hecho otra pre-
gunta injusta y a la que se suponía que debía responder. Pero
después se encogió de hombros y dijo:
—Sólo quería mirarte.
El labio superior de Finney retrocedió en una ostensi-
ble mueca de desprecio, y Al pareció desanimarse.
—Me marcho —dijo.
Cuando abrió la puerta Finney se puso de pie de un sal-
to y empezó a gritar pidiendo ayuda. Al tropezó en el marco
de la puerta en su intento por salir deprisa y estuvo a punto de
caer al suelo. Después cerró de un portazo.
Finney permaneció en el centro de la habitación, jadean-
do. No había esperado poder sobrepasar a Al y llegar antes que
él a la puerta —estaba demasiado lejos—, sólo había querido
medir su capacidad de reacción. Parecía que Gordito era más
lento de lo que había pensado. Era lento y había alguien más en
la casa, en el piso de arriba. Casi a su pesar, Finney experimen-
tó una necesidad creciente de pasar al ataque, una excitación que
se parecía mucho a la esperanza.
Durante el resto del día y de la noche siguiente estuvo solo.
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