Page 291 - Fantasmas
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Joe HitL
De la mano izquierda del niño faltaban tres dedos. Bobby
la cogió y tiró de ella esperando que salieran los dedos, pero
estaba caliente y carnosa debajo del maquillaje azul y el niño
se soltó.
—No —dijo—. Es mi mano. La tengo así.
Bobby se ruborizó tan intensamente que le escocían las
orejas y agradeció estar maquillado. Harriet le puso una mano
en la muñeca.
—Le faltan esos tres dedos —dijo.
Bobby la miró, intentando pensar en la manera de excu-
sarse. Harriet sonreía ahora con cierta inquietud, pero no pa-
recía estar enfadada con él, y que tuviera la mano apoyada en
su brazo era una buena señal.
—Los metí en la sierra de mesa, pero no me acuerdo por-
que era muy pequeño —explicó el niño.
—Dean trabaja en el negocio de la madera —dijo Harriet.
—¿Está Dean por aquí haciendo de zombi? —preguntó
Bobby estirando el cuello y mirando a su alrededor de mane-
ra ostensible, aunque evidentemente no sabía qué aspecto te-
nía el marido de Harriet. Las dos plantas de la plataforma si-
tuada en medio del centro comercial estaban llenas de personas
como ellos, maquilladas para parecer recién muertos. Estaban
sentadas en bancos o de pie, formando grupos, charlando y
riéndose de las heridas de cada uno, o leyendo las páginas fo-
tocopiadas del guión que les habían dado. El centro comer-
cial estaba cerrado al público —las tiendas habían bajado sus
verjas de seguridad—, y dentro sólo había gente del equipo de
producción y zombis.
—No. Nos dejó aquí y se fue a trabajar.
—¿En domingo?
—Tiene su propio taller.
Se disponía a decir algo gracioso al respecto cuando pen-
só que hacer chistes sobre el oficio del tal Dean delante de su
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