Page 233 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz 223
son hoy solo páramos alucinantes perdidos en la soledad del Chaco
boliviano, los avasalladores no tuvieron piedad de la Madre Tierra,
queman a diestra y siniestra sin importarles el futuro de las regiones,
es pura lírica eso de la Madre Tierra. Era visible ante los ojos de los
tres enviados el abandono de este parque, como también es visible
la mano dañina del hombre que quema sin piedad grandes extensio-
nes de terreno, no se cuida el medioambiente en ese jirón patrio, exis-
ten sendas por donde contrabandistas internan productos de los países
vecinos, control aduanero no existe. Camorrero le aconseja al en-
viado desde la sede de gobierno:
-Mire el abandono en que vivimos en esta parte de la patria donde
una vez se combatió para defender nuestro territorio. No es con dis-
cursos lo que se gobierna, es con hechos.
-Sí claro –respondió Quinteros Quint-, el gobierno tiene muchos pro-
yectos para esta región boliviana.
-Son puros discursos ya trasnochados, nadie se acuerda que existi-
mos, fue la repuesta locuaz de “el enmascarado de plata”.
Los primeros días, los tres emisarios van alegres, hacen bromas y
son optimistas porque cumplirán su misión. Ni sospechan lo que les
espera. Lo inhóspito de la zona comienza a hacer mella en la huma-
nidad de Quinteros-Quint, quien acostumbrado al clima gélido so-
porta estoicamente el sol abrasador en el Chaco cruceño, y los
infernales mosquitos que no lo dejan en paz ni un segundo. Algunos
tramos los tres enviados van en mulas, luego caminan talón-planta-
punta, talón-planta-punta. Y así pasan los días.
Reconocieron los hitos II, III y IV sin novedad en el frente, caminan
por “picadas”, es decir sendas en pleno monte. Quinteros-Quint sos-
pecha de Leoluca Camorrero, lo considera peligroso, es muy astuto
y pendenciero y un hombronazo, mide más de dos metros y pesa 120