Page 235 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                           225



            las cuatro mulas resisten el largo trajín, son bestias de carga muy úti-
            les.. Han transcurrido tres semanas desde su partida del fortín Esme-
            ralda, llegaron por fin al hito VIII, que es donde termina la provincia
            Cordillera, y deben internarse en la provincia Germán Busch Becerra,
            allí ocurrieron sucesos terribles que relataremos a continuación.
            Los tres enviados comprobaron en el lugar de los hechos que el hito
            VIII o cerro Chovoreca (algunos escriben Choboreca) no había sido
            removido como se afirmaba en La Paz, era puro cuento. Este hito
            tiene su historia que empieza hace años. Luego de firmar el Tratado
            de Paz Amistad y Límites entre Bolivia y Paraguay el 21 de julio de
            1938, que fue cuando se definieron los límites entre ambas naciones;
            después, el Paraguay alegó que el hito VIII o cerro Chovoreca, como
            emplazamiento, estaba mal ubicado y por lo tanto debía ser removido
            7 kilómetros al norte en el departamento de Santa Cruz. Y así se hizo.
            Ese año se decidió que debía emitir su fallo inapelable el Presidente
            de la Comisión Mixta, el general argentino Gonzalo Gómez. Noto-
            riamente parcializado en favor del Paraguay, el general Gómez señaló
            que el Emplazamiento Imaginario del cerro Chovoreca, debía mo-
            verse 7 kilómetros al norte de las indicadas coordenadas y dentro de
            territorio boliviano.  Con este fallo injusto Bolivia perdió otros 800
            km 2. Esa es la historia. Esto ocurrió en 1975.

            Amaneció. Como preludio de la tragedia, el cielo estaba cubierto de
            nubes bajas. Los tres miembros de la comisión boliviana estaban sa-
            boreando té antes de emprender la marcha, falta recorrer los hitos
            IX, X y XI. Este último sobre el río Paraguay.

            En un instante no precisado aparecieron de entre los arbustos cuatro
            hombres con cara de pocos amigos y armados hasta los dientes. Uno
            de ellos gritó:
            -¿Quiénes son ustedes?

            Quinteros-Quint tímidamente respondió:
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