Page 236 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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          -Somos miembros de una comisión de demarcación fronteriza.
          -¿Comisión de narcóticos?, repitió el hombre.

          -No, de una comisión de demarca… y su voz se apagó, porque allí
          mismo fue fulminado por una ráfaga de ametralladora.

          Nerón comprendió todo en pocos segundos, su vida corría peligro,
          su instinto no le falló. Saltó y se internó en un bosquecillo hacia el
          noreste y no supo de la suerte que corrió el rumbero. Agazapado entre
          unos arbustos hizo cálculos, correr era mucho riesgo en ese instante.
          Gateó por entre medio de arbustos sin hacer ruido, escuchó insultos
          de los tres hombres que los habían sorprendido. Se encontraba en
          una zona difícil, desconocida e inhóspita en los bañados del Otuquis,
          allá en el último rincón del suelo patrio, ignorado por muchos boli-
          vianos. Hay pantanos por todos los lados, hay agua para beber. “El
          enmascarado de plata”, debe orientarse y avanzar hacia el noreste,
          hasta Puerto Suárez, y de allí le pelaré a Brasil o tal vez a la Ciudad
          de los Anillos, “ya veremos” se dijo a sí mismo. Confía en su sexto
          sentido de orientación, porque él no cree en Dios, no tiene documen-
          tos de identidad, ni fue bautizado, nunca se casó, es una pobre cria-
          tura que deambula por el último jirón patrio, al sureste de Bolivia.
          Ni sabe exactamente la fecha que nació.

          No recuerda los días que deambuló por esta zona pantanosa y cálida,
          piensa que se jugará la vida en todo instante. Una tarde soleada, cruzó
          por donde se entrecruzaban varios caminos de tierra, según pudo ad-
          vertir, por ahí transitaban motorizados de alto tonelaje con contra-
          bando de licores y cigarrillos.
          Una madrugada se dio cuenta que estaba extraviado en medio de los
          bañados del Otuquis, avanzó unos pasos y se quedó quieto ante lo
          que vieron sus ojos. Una avioneta siniestrada, se acercó con mucha
          cautela, la aeronave había quedado semienterrada en ese lugar, se
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