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Aprender a gestionar las emociones es una de las claves para disfrutar de la
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                            ¿DE QUÉ DEPENDE LA GESTIÓN EMOCIONAL ?



                   Una buena gestión emocional consiste en ser capaces de regularnos ante los
                momentos  de  estrés,  rabia,  tristeza  o  frustración.  El  aprendizaje  de  esa

                gestión  comienza  en  la  infancia  —como  ya  hemos  visto—  y  para  que  se
                active de forma sana es necesario que haya existido en los primeros años de
                vida una figura cuidadora que sepa  atender de manera correcta y equilibrada
                las necesidades y problemas del niño.
                   El modo de vincularnos con otros está unido con cómo nos cuidaron y nos

                enseñaron a querer en la infancia. De cómo nos han querido, aprendemos a
                querer. Como te quisieron, quieres.
                   Cuando aparece un trauma en la infancia, se daña la capacidad de gestionar
                las emociones de forma correcta en la edad adulta. Los traumas pueden ser

                más  o  menos  graves  —ignorar  a  los  hijos  de  modo  reiterado,  un  abuso,
                bullying, acoso,  recibir  humillaciones…—,  pero  incluso  los  moderados  o
                ligeros también dejan su huella. Las heridas emocionales impactan en quien te
                has  convertido  en  la  edad  adulta.  Comprender  esa  evolución  en  tu  caso
                concreto te pondrá en camino para poder sanar los golpes que recibiste.









                                  Como padre, no olvides que esa autorregulación
                              emocional se educa desde la niñez. Como hijo, analiza
                                     cómo te enseñaron a gestionar el conflicto.





                   Aquí  te  dejo  el  proceso  con  el  cual  yo  trabajo.  Como  lector  que  estás
                inmerso en estas páginas, estoy segura de que algún concepto resonará en ti.
                   Voy  a  ir  enumerando  diferentes  pasos  de  mi  camino  terapéutico  con  los

                pacientes, pero no todos requieren atravesar cada fase; algunos tan solo con
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