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La negligencia y el maltrato en la infancia pueden marcar la vida de los
pequeños para siempre y desembocar en trastornos psiquiátricos, afectivos o
incluso de salud. Ese estrés tóxico en una edad temprana activa el cortisol de
forma crónica y frena el correcto desarrollo de las conexiones neuronales, lo
que conlleva fallos decisivos en el aprendizaje y el desarrollo de la conducta.
Las imágenes cerebrales nos permiten ver que cuando acontece un trauma
se produce como un apagón del cerebro llamado disociación. Se trata de una
desconexión de la mente —que se percata del enorme sufrimiento que está
aconteciendo o que está por llegar— y del cuerpo. Una paliza, una violación,
una imagen de agresividad, una humillación, insultos severos…
La mente evita la verdad y el sufrimiento en pro de la supervivencia.
Esa disociación ocurre como medida de protección para evitar sentir y no
grabar la dureza de lo que está sucediendo, activándose antes de que ocurra o
de que se repita un episodio traumático. Es un sistema propio de personas que
son víctimas de violaciones frecuentes o maltratos que perduran en el tiempo.
¿La causa? No registrarlo, olvidarlo y evitar integrarlo en la propia vida. En
consulta observo este fenómeno con frecuencia. Muchas veces, cuando pido a
alguien que relate un evento doloroso, reconoce que tiene lagunas de
memoria.
Recuerdo hace un tiempo a una paciente, Carmen, relatándome el divorcio
de sus padres cuando tenía doce años. Los meses fueron terribles, tuvo que
enfrentarse a los gritos y a la violencia entre ambos y acabó solicitando vivir
con su abuela. Al intentar contarlo con detalle, no conseguía narrármelo.
Tenía vacíos en la historia y había cosas que no recordaba. La razón es clara.
Cuando aparece el trauma, el hipocampo y la amígdala se llenan de cortisol;
de hecho, los niños con traumas severos presentan niveles de cortisol más
elevados que los grupos control. El que lo padece no procesa ese momento
como algo finalizado, sino que se queda en modo alerta. Y ahí nacen muchos
de los TEPT —trastornos de estrés postraumático—. Esto afectará la
capacidad que tiene el cuerpo para regular de forma correcta el sistema