Page 134 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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cuenta de lo que realmente nos importa, pero cuando solo nos sirve para
amargarnos la existencia y encima no nos suelta, tenemos que aprender
a soltarla nosotros.
A mí me gusta diferenciar la culpa útil de la culpa inútil:
La culpa útil es la que se va una vez hemos hecho todo lo posible por reparar el daño que
sentimos que hicimos (tanto si nos perdonan como si no).
La culpa inútil es la que no se va a pesar de haber hecho todo lo posible por reparar el
daño que sentimos que hicimos (aun cuando los demás nos perdonan). Esta culpa nos
hunde en la miseria y no nos aporta nada positivo.
Adivina de qué tipo es la que siente César. Inútil, sí. La culpa, como
hemos explicado antes, ha venido a decirle a César que ha actuado de
forma contraria a sus valores y que necesita reparar el daño que siente
que ha hecho. Ante esto, lo que hace es contárselo a Neus y
comprometerse a no traicionarla de nuevo, pero la culpa no se va. En su
caso la culpa no se va porque sigue enfadado consigo mismo por haber
hecho algo para él imperdonable.
Aquí trabajaríamos con César la gestión de la culpa de la manera más
sana posible. Le explicaríamos por qué siente culpa y le enseñaríamos a
aceptar, validar y expresar sus emociones sobre lo ocurrido para llegar
con el tiempo a su «yo herido» y ver qué necesita ahora para poder
perdonarse y reparar el vínculo consigo mismo.
Idea rígida de fidelidad
Las ideas sirven para entender el mundo. Si una idea duele y
no se puede cambiar el mundo, hay que cambiar la idea.