Page 85 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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1.  Si has respondido a todas que no, te llevas bien con tu enfado.

                    2.  Si has respondido sí a dos o menos, te llevas medio bien con tu enfado.

                    3.  Si has respondido a tres que sí, te llevas regulinchi con tu enfado.


                    4.  Si has respondido a cuatro o más que sí, te llevas de pena con tu enfado.







                                                       Ejercicio 9.

                                              Vamo’ a calmarno’




                  Lee este ejemplo de carta para gestionar tu enfado:


                    Querido enfado:


                    Eres mi compañero de viaje menos preferido. Cuando apareces, te noto como fuego dentro
                  de mí que necesita salir y no me gusta porque a veces sale sin mi permiso y hace daño a
                  otras personas o a mí mismo.
                    Cuando estoy en ese estado y me dejo llevar por ti siento alivio, pero después una enorme
                  culpa en forma de hostia con la mano abierta me pega en la cara.
                    Ya  nos  conocemos  desde  hace  un  tiempo  y  ahora  estoy  aprendiendo  a  verte  como  un
                  aliado. Sé que vienes a avisarme de que me han hecho alguna cabronada o de que hay algún
                  obstáculo que me impide conseguir lo que quiero. Si no aparecieras, no podría saber lo que
                  de verdad es importante para mí, así que en realidad te tengo que agradecer todas las veces
                  que me has avisado de que algo no estaba bien.
                    Además, tengo que agradecerte también esa fuerza que me das porque me da la energía
                  necesaria para mandar a cagar a quien haga falta. Lo único que para no convertirme en Hulk
                  necesito  ser  consciente  de  tu  llegada,  validarte  y  permitirte  estar  conmigo  mientras  yo
                  conduzco sin dejarte a ti al volante.
                    En el fondo sé que vienes a decirme que estoy dolido y buscas la manera de hacer lo que
                  para ti sería justo: devolver el daño con más daño y lo entiendo, pero eso no va a hacer que
                  me duela menos.
                    Así que, a partir de ahora, cuando aparezcas, trataré de darme cuenta de qué es lo que has
                  venido a decirme, qué me ha molestado e intentaré tomar medidas de la forma más calmada
                  que pueda.
                    Gracias por tu ayuda, enfado.
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