Page 91 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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                                                          YO


                                           conmigo mismo









                  No  hay  nada  más  chungo  que  llevarnos  mal  con  nosotros  mismos,

               porque de nosotros mismos no podemos huir.





                      Entre que reprimo mis emociones, que evito las situaciones

                      incómodas y que no reconozco mis mierdas, el milagro es

                      que sepa qué coño me pasa.





                  En el capítulo anterior expliqué que las relaciones son como un baile y

               que  los  pasos  los  aprendemos  de  nuestros  padres,  sociedad,  cultura,
               iguales, etc. Pues con nosotros mismos también nos relacionamos como

               si  bailáramos;  y  esa  forma  de  bailar  también  está  afectada  por  cómo

               todas esas influencias bailaron con nosotros cuando estábamos creando
               nuestra idea de nosotros y de cómo deben ser las relaciones.

                  Si tenemos la mala suerte de haber crecido en un contexto en el que

               nos chafaron los pies al bailar o vimos que nuestros cuidadores se los

               chafaron a sí mismos, es normal que hayamos aprendido que bailar con
               nosotros consista en aplastarnos los pies.

                  Esta  «chafada»  de  pies  puede  consistir  en  hablarnos  mal,  en  no

               cuidarnos, en no expresar nuestras emociones, en no poner límites, en
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