Page 96 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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que ocurran ciertas desgracias o, simplemente, tenemos una tendencia a
preocuparnos de más que nos viene de nuestra bendita familia.
Es normal que algunas cosas nos preocupen en nuestro día a día,
pero vivir secuestrados por la preocupación no es un modo de vida
práctico ni apetecible. Lo más útil sería poder tener la energía necesaria
para ocuparnos de las cosas que nos conciernen a diario y dejar al
margen las preocupaciones futuras que nos consumen y solo nos dan
malestar.
Aquí invitaríamos a Samuel a informarse y conocer las verdaderas
probabilidades de que ocurra eso que le aterra. Tal vez averiguar bien la
información y ver lo poco probable que es le ayude a verlo con
perspectiva y a darle menos importancia a su preocupación para
gestionarla mejor.
Mucha carga de trabajo y estrés
Igual si lo intentas con todas tus fuerzas consigues la mejor
ansiedad de todas.
El estrés surge cuando una persona siente que no llega a lo que se
espera de ella, ya sea porque percibe las demandas del ambiente muy
altas, porque percibe sus propios recursos como insuficientes o por
ambas. Cuando esta situación se prolonga puede acabar desembocando
en ansiedad o contribuir a mantenerla. Las personas como Samuel, que
tienen su propio negocio, una familia a su cargo y poco o nada de tiempo
para sí mismas suelen tener un estrés como la copa de un pino.
Aquí podríamos valorar si se ajusta a la realidad la forma que tiene
Samuel de percibir lo que se espera de él y los recursos que tiene para