Page 98 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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mente— te pedirá azúcar —atención— porque siempre se lo has dado,
               pero  en  cuanto  dejes  de  dárselo  irá  poco  a  poco  pidiéndote  cada  vez

               menos hasta que te deje de dar por saco.

                  Hemos  hecho  a  nuestra  mente  diabética  de  tanta  atención  que  le
               hemos dado a toda hora… Creo que ya es hora de ver cómo podemos

               dejar de ser sus esclavos, ¿no crees?

                  Si le preguntáramos al pobre Samuel si le está dando atención a su

               mente,  él  nos  contestaría  que  no,  que  simplemente  intenta  no  pensar.
               ¿Te pasa esto? Tal vez no seamos conscientes, pero cuando intentamos

               no pensar, en realidad le estamos dando algodón de azúcar a nuestra

               mente  y  haciendo  que  nuestros  pensamientos  vuelvan  en  bucle.  De
               alguna manera, el cerebro interpreta que, si algo nos hace sentir tan mal

               como para bloquearlo, es porque es algo importante y urge gestionarlo

               cuanto antes. Por eso el cerebro nos lo trae hasta en la sopa.

                  Samuel no es consciente, pero la mayor parte del tiempo de su vida lo
               pasa  dentro  de  su  cabeza.  Los  pensamientos  son  información  que  la

               mente  crea,  pero  no  es  más  que  eso.  Pensar  algo  no  lo  convierte  en

               realidad; si fuera así, ya nos habría tocado a todos la lotería. Visto así es
               más  sencillo  «separarnos»  de  lo  que  pensamos,  cuestionarlo  y  no

               creerlo.

                  Los pensamientos vuelven a nuestra mente una y otra vez porque nos
               peleamos con ellos. Si aprendemos a ignorarlos y no les damos tanto

               valor, nos irán dejando más tranquilos.

                  Aquí  le  enseñaríamos  a  Samuel  a  reconocer  sus  pensamientos  sin
               darles  tanta  importancia  ni  confundirlos  con  la  realidad  y  le

               enseñaríamos  a  aceptarlos  como  simple  información  que  pasa  por  su

               cabeza sin ningún poder sobre él.




               Prevención de desgracias improbables
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