Page 102 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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No tienes que hacer nada más, igual te ayuda:


                      Intenta no forzar la respiración; si lo haces, no te vas a relajar.
                      Deja de pensar si lo estás haciendo mal o bien, que esto no es un examen, lo único que
                      tienes que hacer es sentir.
                      Mientras  inhalas  y  exhalas  también  puedes  atender  a  tus  sensaciones  corporales  en  la
                      espalda, las piernas y los pies.
                      Puedes simplemente dedicar unos minutos a sentir tu respiración en tu cuerpo, aunque no
                      uses libros y conseguir el mismo efecto.




                                                       Ejercicio 2.
                                         No eres tus pensamientos




                  Ahora necesito que confíes en mí. Sigue estos pasos:


                      Encuentra  un  lugar  tranquilo  en  el  que  no  vayas  a  tener  distracciones  (pon  el  móvil  en
                      modo avión).
                      Elige algo a lo que atender que esté pasando aquí y ahora: tus sensaciones corporales,
                      sonidos que te envuelven, olores…
                      Cierra  los  ojos  e  intenta  prestar  atención  a  uno  de  esos  estímulos,  como  si  fueras  un
                      extraterrestre que siente eso por primera vez.
                      Trata de no juzgar lo que sientes, solo sentir momento a momento lo que escuchas, tus
                      sensaciones corporales, etc.
                      Te vas a distraer con pensamientos unas doscientas veces, eso es porque eres humano y
                      es normal. Cuando te des cuenta de que estás pensando (hayan pasado 20 segundos o 1
                      minuto)  vuelve  a  centrarte  en  sensaciones  o  sonidos  (ahí  es  cuando  cortas  el  cordón
                      umbilical con la mente).
                      Un ejemplo podría ser esto: cierro los ojos, oigo un coche, oigo personas hablando, oigo
                      un perro, me acuerdo de que tengo que comprar patatas, me doy cuenta de que estoy
                      pensando  y  vuelvo  a  centrarme  en  sonidos,  escucho  personas  hablando,  pájaros
                      cantando, etc.


                  ¡Vaya tontería! ¿No? ¿Y esto cómo va a hacer que deje de rayarme?
               Pues  cada  vez  que  te  das  cuenta  de  que  estás  pensando  y  decides

               conscientemente  no  atender  a  ese  pensamiento  y  atender  al  aquí  y

               ahora estás dejando a la mente en leído.
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