Page 107 - Querido cerebro, ¿qué coño quieres de mí?
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Sentir que perdemos algo importante casi siempre es difícil de asimilar
y necesitamos dedicarle un tiempo para gestionarlo. La tristeza, como
vimos en el primer capítulo, tiene como objetivo que paremos para sanar
el dolor que nos ha causado una pérdida. Hace que queramos aislarnos,
lo cual es biológicamente útil porque nos ayuda a ahorrar energía.
No todas las pérdidas son materiales, podemos sentir que perdemos
relaciones —cuando perdemos a un amigo o una pareja— o también que
perdemos partes de nuestra propia identidad.
Diana se siente desorientada en la vida. ¿Te acuerdas de que en el
primer capítulo te conté que el cerebro nos cuenta una película sobre
quiénes somos? Pues la pérdida que siente Diana es jodida porque
siente que ha perdido una parte de su identidad.
Las personas necesitamos sentir que tenemos un rumbo y que nuestra
vida tiene un sentido, pero hacer de ello todo nuestro mundo puede ser
peligroso. Es lo mismo que las personas que creen que su pareja les da
sentido a su vida y luego sienten que lo pierden todo si se acaba la
relación, ¿te ha pasado?
Todos los seres humamos somos mucho más que nuestra identidad
profesional. Somos amigos, somos hijos, somos pareja —o no—, somos
profesionales, somos lo que hacemos en nuestro ocio, etc. Nuestra
identidad no solo depende de a qué nos dedicamos, somos un conjunto
de muchas cosas.
Aquí trabajaríamos con Diana para descubrir esas otras identidades
suyas en las que se puede apoyar mientras se permite sentir el dolor de
haber perdido su identidad profesional.
En cuanto a su pérdida, podríamos acompañarle en el proceso de
duelo para que pudiera aceptar lo que ha pasado. Con el tiempo
podríamos ayudarle a ver la importancia que para ella tiene su futuro y a
crear desde cero una nueva identidad profesional, siendo consciente