Page 15 - Llegada de los Hnos a Jinotega, Nicaragua FINAL
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3         PENOSO TRANSPORTE DEL

                             MATERIAL DIDÁCTICO







                   El 16 de mayo, en un camión, los materiales escolares y el equipaje personal emprenden el
                   viaje a la nueva residencia. La estación lluviosa avanzaba precipitadamente y el día 22 unos
                   viajeros de Matagalpa me trajeron la triste noticia que el camión había quedado hundido hasta
                   la baranda en los pantanos de las “Calabazas”, a 4 leguas de  Metapa, hoy conocida como Ciudad
                   Darío, y que el contenido estaba expuesto a perderse totalmente bajo la lluvia, al tiempo que los
                   choferes pasaban varios días borrachos en Metapa.


                   Recorrí los ministerios de Fomento y Gobernación en busca de ayuda y apoyo de las autoridades
                   de Matagalpa y de Metapa para salvar los materiales escolares. Hubo muchas promesas oficiales
                   en el papel y “órdenes terminantes a las autoridades”, pero eso fue todo. Las cajas continuaban
                   recibiendo los aguaceros sin una miserable lona para protegerlas.




                                                                  El  26  de  mayo,  me  fui  solo  porque  mis
                                                                  Hermanos estaban ocupados en el Instituto
                                                                  Pedagógico esperando la llegada de los
                                                                  que serían sus reemplazantes. Me apuré
                                                                  para salvar, si era posible, algo del desastre.
                                                                  Empleé 4 días para atravesar las 22 leguas
                                                                  que me separaban del camión; el último día
                                                                  solo hice 2 leguas arrastrando con la brida mi
                                                                  mula, hundida varias veces hasta el vientre,
                                                                  pues era más peligroso montar en ella. Vi
                                                                  dos caballos hundidos hasta la rabadilla,
                   agonizando lentamente, sin ninguna ayuda. Mi propia mula estaba tan fatigada que sangraba
                   por la boca y las narices.


                   Una vez llegado al camión, los brazos caídos de impotencia, veo las grandes cajas transpirando
                   agua por todas sus rendijas; me contentó cubrirlas lo mejor que pude con unas lonas enceradas
                   compradas en Managua e inmediatamente salí para Metapa, con la intención de buscar allí un
                   carpintero y láminas para hacer cajas más pequeñas que pudieran ser transportadas a lomo de
                   mula.
                   Encontré, a precio de oro, lo que buscaba y regresé al camión llevando las tablas, sierras y







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