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                                           N O C I O N E S   D E   O F I C I O


















                                                                La primera versión de un texto es sólo un
             Cuando sentimos esa imperiosa necesidad de      mal necesario. Suele estar tan lejos de aquello
          sentarnos a escribir un cuento o una novela pero no   completo e intenso que uno difusamente ha
          sabemos por dónde comenzar, o la idea de lo que que-  concebido, que ir construyéndolo provoca cier-
          remos decir es algo fluctuante y difícil de ver con cla-  ta inquietud. Lo bueno es lo que viene después:
          ridad –situación que por lo general le toca vivir tanto   trabajar sobre ese primer borrador, y los que si-
          al que da sus primeros pasos en el oficio como al que   guen, hasta ir acercándose lentamente a eso que
          hace años se ha iniciado–, no debemos entrar en páni-  se busca. Cuando uno descubre que ése es, de
          co. Hay algo difuso que nos da vueltas, quizá agarrado   verdad, el acto creador, que corregir no es otra
          de una oración que nos conmueve, hay una dirección   cosa que ir encontrando el Moisés dentro del
          desdibujada hacia la que se quiere ir, pues bien: parta-  bloque de mármol, cuando uno se desentiende
          mos de esto. Pongámoslo en el papel si la ansiedad no   del tiempo que lleva ese acercamiento y sólo le
          nos permite seguir elaborándolo mentalmente hasta   importa hasta qué punto el texto va aproximán-
          tenerlo más claro. Al escribirlo, nos damos cuenta de   dose  a la  forma  que le  corresponde,  entonces
          que, de manera natural, intuitiva, agrupamos las pa-  ya  no  necesita  que  otros  le  confirmen  que  es
          labras en oraciones, las oraciones en párrafos, los pá-  escritor. No hace falta que le digan que el texto
          rrafos en bloques o partes. Esto es la estructura prima-  literario es un hecho artístico. [...] La inspiración
          ria o primitiva de un texto. Primitiva en el sentido de   no existe, en eso se parece a las brujas. Entonces,
          inicial, el embrión de nuestro relato. Las partes que lo   cuando las palabras parecen cantarle a uno en la
          componen y que se adecuan a la modalidad narrativa   oreja, y siente que todo lo que está escribiendo
          en la que pretendemos amparar la narración confor-  tiene la música justa, el ritmo exacto, la tensión
          marán un esqueleto inicial. En el caso de una novela   precisa que debe tener, uno puede llamar a ese
          y si no tenemos un plan de vuelo a la manera de John   estado de privilegio como más le guste, pero lo
          Irving (ver recuadro), aconsejo empezar por cualquier   mejor es que suelte el freno y deje rodar la locu-
          lado, sin importar hacia dónde vamos, por lo menos   ra. Es hermoso, sólo que no hay que creer que es
          en las primeras cincuenta o sesenta páginas. Es prefe-  el único estado en que se hace literatura. Porque
          rible tomar contacto con el mundo de los personajes   se corre el riesgo de no escribir más que una pá-
          y las situaciones de las que vamos a hacernos cargo,   gina en toda la vida.
          antes que dejarnos paralizar por la consideración de si
          el texto que estamos por escribir será o no el capitulo
          inicial de la novela. Es muy común que al avanzar en la   Liliana Heker, en Las hermanas de Shakespeare.
          escritura nos demos cuenta de que hemos empezado
          a contar antes o después de lo necesario, y lo que en
          un primer momento fue Capítulo 1, termine siendo el
          párrafo medio del Capítulo 4, o un bollo de papel en el
          tacho de basura. Al promediar la página cien se impo-
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