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N O C I O N E S D E O F I C I O
frente a un tablero de dibujo, o a un Autocad, y anali- Será tarea del autor buscar para su idea la mejor
za, y tira líneas, y comprueba, y hace cálculos antes de estructura. Y aquí entonces, comienza la tarea crea-
lanzarse a la construcción de un edificio, en ese proce- tiva. De entre todas las estructuras posibles, aun las
so el arquitecto está perdiendo algo de su idea original. que no han sido usadas por nadie, puede él escoger
A nadie se le ocurriría semejante disparate. o inventar la más conveniente para expresar su idea.
En el oficio de escribir también se boceta: se Porque cada obra, cada relato, requiere de una forma
aproxima uno con las palabras, con los párrafos, a la precisa, única. En palabras de Truman Capote, uno
idea; le busca su mejor forma. Ahí está la creatividad, de los autores contemporáneos que más trascenden-
y no en la chorrera de oraciones que salieron como si cia otorgó al indiscutible valor del oficio en la tarea
nos las hubiera dictado el espíritu divino. Por supuesto del escritor, “hallar la forma correcta para un cuento
que también es valioso ese momento de conexión con es sencillamente descubrir la manera más natural de
algo que está más allá de lo racional, algo que súbi- contarlo. El modo de probar si un escritor ha intuido o
tamente nos despierta de una siesta o se nos aparece no la forma natural de su cuento consiste en esto: des-
mientras cruzamos una avenida, pero a ese instante, pués de leer el cuento ¿puede uno imaginárselo en una
bastante poco frecuente por otra parte, hay que enalte- forma diferente, o el cuento silencia la imaginación de
cerlo con el trabajo, convertirlo en un hecho artístico, uno y parece absoluto y definitivo? Del mismo modo
elaborarlo. Y una de las primeras cuestiones a las que que una naranja es definitiva, algo que la naturaleza ha
se enfrenta el autor al decidir el traspaso de la idea al hecho de la manera precisamente correcta”.
papel, o la pantalla, es la estructura del texto.
Como narrador siempre he creído y me he
preocupado por tener bien armado el esquele-
to, el plan de ruta, el mapa narrativo que, por lo
general, me toma unos dos o tres años trazar en
Así como todos los seres humanos tenemos den- su totalidad. Yo trato de retrasar el acto de la es-
tro del cuerpo un esqueleto que, en su variedad, deter- critura el mayor tiempo posible, ir aumentando
mina no sólo las características particulares del físico la presión poco a poco, hasta que un buen día
que sustenta sino también de la actitud y el comporta- arranco y ya lo sé todo o, al menos, siento que así
miento de la persona a la que pertenece, la estructura es: escribir conociendo todo lo que les sucederá
de un relato puede ser tan variada como el texto que a tus personajes es entonces algo muy parecido
sobre ella se construye. Al igual que en el esqueleto a leer. Y, teniendo perfectamente claro el argu-
humano podemos distinguir partes fundamentales mento, puedes darte el lujo de preocuparte sólo
como el cráneo, la columna vertebral, las costillas, las por el lenguaje y el estilo. Ese lenguaje y ese esti-
extremidades –más allá de que cada una de ellas ten- lo que para mí ya está contenido y comprimido,
ga características diferentes de un esqueleto a otro–, esperando estallar a lo largo y ancho de cientos
en la estructura de la mayoría de los relatos también de páginas, en las últimas líneas del libro. Las
reconoceremos estas partes básicas como apertura o primeras que escribo. El resto del trabajo consis-
introducción, desarrollo, desenlace, cierre. te, apenas, en alcanzarlo tantos años y capítulos
después.
John Irving, entrevistado por Rodrigo Fresán para Página/12.