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ELSA DRUCAROFF
Contra la crítica patovica
¿Hay buena o mala literatura? ¿Existen parámetros razonables para poder afirmar qué
obras quedarían de un lado o de otro? En esta columna de opinión, la investigadora y
crítica literaria Elsa Drucaroff pone sobre el tapete un tema que despierta inquietud no
sólo en los narradores que se inician sino también en los lectores, e involucra, sin dudas, a
la comunidad literaria en general.
“¿Por qué te gusta tanto esa novela?”, le pregun- crítico infalible? ¿“Bueno” será lo que perdura; “malo”,
to a Edgardo Cozarinsky. Estamos reunidos los cinco lo que envejece?
jurados de un concurso y yo demostré la pobreza sin- En 1863 Nikolai Chernichevski publicó Qué hacer
táctica de la obra, su ignorancia de sinónimos que la y le partió la cabeza a la juventud de su tiempo. Novela
hacen repetir unos pocos coordinantes y adjetivos, su realista de reflexiones filosófico-políticas, conquistó a
superficial tratamiento del conflicto. Edgardo contes- la Rusia más brillante, sensible; llevó a cientos de mi-
ta: “exactamente por lo mismo que no te gustó a vos”. les a conmoverse y contagiarse de voluntad de cambio
Y explica: la pobreza es despojamiento; la superficiali- revolucionario. Literatura en acción: por esta obra el
dad, distancia y contención. Sé que podría leerse así y escritor fue uno de los grandes de su tiempo. Padres y
me gustan ciertos libros que logran ese efecto pero esa madres ponían a sus hijos los nombres de sus perso-
novela me parece simplemente mala. Él sabe que una najes, los bolcheviques del 17 se formaron leyéndola,
novela mala cae en errores como los que describo pero y Lenin llamó Qué hacer, en su homenaje, a su famoso
en ésa no le parecen errores, sino recursos.
ensayo.
No sabemos quién tiene razón. Sí que los libros Hoy la novela es un plomo. Larga, didáctica, me-
que ganarán serán los que todos los jurados conside- lodramática, con todos los errores que no comete
remos buenos. Cada uno encontró alguno que sintió León Tolstoi en Anna Karenina (también realista y
genial sin consenso. Ganan estéticas y emociones hoy preocupada por la política y la filosofía). Tolstoi afir-
valoradas por los cinco: es histórico el consenso en ma, explica, sí, pero deja leer hoy más preguntas que
gustos y emociones. ¿Y la destreza técnica? Habrá cri- respuestas, mientras que Chernichevski no interpela.
terios objetivos, pero cada época valora la suya.
A Lukács no le gustaron Virginia Woolf o Kafka,
y si sus veredictos hoy son disparates, sus argumentos
para sustentarlos captan el siglo XX con sutileza pocas
veces emulada. Yo diría a Lukács lo que me dijo Ed-
gardo: Virginia Woolf y Kafka me maravillan por lo
mismo, exactamente, que no le gustan a él.
En arte no hay cómo demostrar que el juicio
“bueno”-“malo” es correcto. ¿Será el tiempo el único