Page 63 - labalandra_nro1
P. 63
PÁGINA 63
E D I T O R E S
editorial. Eso desconcierta un poco.
En casi todos los casos, los editores que publican
nuevos autores se fijan en qué es lo que ha hecho ese
autor por su obra: si tiene publicaciones artesanales,
blogs, si se ha presentado a premios, si ha publicado
–no sin cierta razón–, que si lo rechazaron otros cole- algo en una edición de autor, etc. (Fogwill se publi-
gas, hay menos probabilidades de que sea interesante. có sus tres primeros libros, Uhart sus dos primeros,
4. Nunca resulta atractivo que en la carta de pre- Gandolfo publicó a los 40 años y siguen los ejemplos).
sentación el autor diga y repita cuán comercial es su Ese tipo de iniciativas le dan al editor una pauta de
proyecto. Los argumentos deben ser literarios y esos lo que puede hacer por el libro si decide editarlo, es
son los que deben generar curiosidad y entusiasmo decir, invertir plata y tiempo en algo que difícilmente
para la lectura. le reporte algún beneficio económico. En general, los
5. Es muy importante tener en cuenta que los editores chicos no estamos esperando un email con
tiempos de evaluación son largos. La presión al edi- un adjunto en nuestra bandeja de entrada, sino que
tor –por teléfono, a través de visitas espontáneas, o por más bien salimos a buscar los libros que intuimos que
mail (si bien esta última es preferible a las demás)– es están, y a veces están a medio hacer y colaboramos en
contraproducente. La insistencia apura más al no que eso. Vamos a lecturas, investigamos por las redes so-
al sí. Cuando un proyecto está en duda y el autor pre- ciales y los blogs, preguntamos a conocidos y no tanto,
siona, lo más probable es que sea rechazado. Por otra y claro, leemos originales y estamos más o menos al
parte, un editor siempre tiene en cuenta que si un au- tanto de lo que se está publicando y en muchos casos,
tor no puede manejar la ansiedad en esa primera ins- eso que vemos en la mesa de una librería en otro sello,
tancia, al momento de editar el libro, el trabajo puede en algún momento pasó por nuestras manos. Hay una
resultar más complicado. piba o un pibe que escribe bien, te dicen: googleás, te
metés en Facebook, en Twitter, etc.
6. Una editorial no es un taller literario. No es
apropiado exigir devoluciones o consejos para traba- Cada tanto, muy cada tanto, te llega un libro que
jar el material. Pensar sugerencias, modificaciones y tiene que publicarse. A mí me pasó, pero también
demás, es ponerse a trabajar en la edición del texto y me pasó de no darme cuenta o tardar años en darme
esa posibilidad se clausura cuando se tomó la decisión cuenta.
de no publicarlo. Si lo que quiere un autor nuevo es que lo “descu-
bran”: que haga todo lo posible para que lo “descubran”,
que estudie el panorama, que actúe, que se construya
DAMIÁN RÍOS
y que de última se haga su propio libro: que se invente
a sí mismo. Buenas novelas sobran, hay muchísimas
Si está bueno, a la larga o a la corta alguien lo va buenas novelas, bien escritas, corregidas. Lo que faltan
a publicar. El boca en boca funciona: si decide hacer son autores. Y si tenés una buena novela entre manos
circular el manuscrito entre amigos y escritores, y está y no tenés un autor, el que edita tiene además el tra-
bueno, en algún momento alguien para la oreja y se bajo de “inventarlo” como autor. Después están los
fija genios, pero esos no necesitan de editores ni de nadie.
Mucha gente manda originales a una editorial
como si se tratara de spamear o, más bien, como si se
tratara de un concurso del que desconoce las bases: se
nota que no tienen demasiada idea de la línea edito-
rial ni de la concepción del catálogo o que no se han
preocupado por averiguar qué libros publican en esa