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                                                     E D I T O R E S













                                                             editorial. Eso desconcierta un poco.
                                                                En casi todos los casos, los editores que publican
                                                             nuevos autores se fijan en qué es lo que ha hecho ese
                                                             autor por su obra: si tiene publicaciones artesanales,
                                                             blogs, si se ha presentado a premios, si ha publicado
            –no sin cierta razón–, que si lo rechazaron otros cole-  algo en una edición de autor, etc. (Fogwill se publi-
            gas, hay menos probabilidades de que sea interesante.   có sus tres primeros libros, Uhart sus dos primeros,
                4. Nunca resulta atractivo que en la carta de pre-  Gandolfo publicó a los 40 años y siguen los ejemplos).
            sentación el autor diga y repita cuán comercial es su   Ese tipo de iniciativas le dan al editor una pauta de
            proyecto. Los argumentos deben ser literarios y esos   lo que puede hacer por el libro si decide editarlo, es
            son los que deben generar curiosidad y entusiasmo   decir, invertir plata y tiempo en algo que difícilmente
            para la lectura.                                 le reporte algún beneficio económico. En general, los
                5. Es muy importante tener en cuenta que los   editores chicos no estamos esperando un email con
            tiempos de evaluación son largos. La presión al edi-  un adjunto en nuestra bandeja de entrada, sino que
            tor –por teléfono, a través de visitas espontáneas, o por   más bien salimos a buscar los libros que intuimos que
            mail (si bien esta última es preferible a las demás)– es   están, y a veces están a medio hacer y colaboramos en
            contraproducente. La insistencia apura más al no que   eso. Vamos a lecturas, investigamos por las redes so-
            al sí. Cuando un proyecto está en duda y el autor pre-  ciales y los blogs, preguntamos a conocidos y no tanto,
            siona, lo más probable es que sea rechazado. Por otra   y claro, leemos originales y estamos más o menos al
            parte, un editor siempre tiene en cuenta que si un au-  tanto de lo que se está publicando y en muchos casos,
            tor no puede manejar la ansiedad en esa primera ins-  eso que vemos en la mesa de una librería en otro sello,
            tancia, al momento de editar el libro, el trabajo puede   en algún momento pasó por nuestras manos. Hay una
            resultar más complicado.                         piba o un pibe que escribe bien, te dicen: googleás, te
                                                             metés en Facebook, en Twitter, etc.
                6. Una editorial no es un taller literario. No es
            apropiado exigir devoluciones o consejos para traba-  Cada tanto, muy cada tanto, te llega un libro que
            jar el material. Pensar sugerencias, modificaciones y   tiene que publicarse. A mí me pasó, pero también
            demás, es ponerse a trabajar en la edición del texto y   me pasó de no darme cuenta o tardar años en darme
            esa posibilidad se clausura cuando se tomó la decisión   cuenta.
            de no publicarlo.                                   Si lo que quiere un autor nuevo es que lo “descu-
                                                             bran”: que haga todo lo posible para que lo “descubran”,
                                                             que estudie el panorama, que actúe, que se construya
                           DAMIÁN RÍOS
                                                             y que de última se haga su propio libro: que se invente
                                                             a sí mismo. Buenas novelas sobran, hay muchísimas
                Si está bueno, a la larga o a la corta alguien lo va   buenas novelas, bien escritas, corregidas. Lo que faltan
            a publicar. El boca en boca funciona: si decide hacer   son autores. Y si tenés una buena novela entre manos
            circular el manuscrito entre amigos y escritores, y está   y no tenés un autor, el que edita tiene además el tra-
            bueno, en algún momento alguien para la oreja y se   bajo  de  “inventarlo”  como  autor.  Después  están  los
            fija                                             genios, pero esos no necesitan de editores ni de nadie.
                Mucha gente manda originales a una editorial
            como si se tratara de spamear o, más bien, como si se
            tratara de un concurso del que desconoce las bases: se
            nota que no tienen demasiada idea de la línea edito-
            rial ni de la concepción del catálogo o que no se han
            preocupado por averiguar qué libros publican en esa
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