Page 9 - labalandra_nro1
P. 9
PÁGINA 9
D E B A T E S
Las memorias de una Princesa Rusa, Arlt y Bakunin,
El Capital en la versión de Juan B. Justo y las obras
burguesas, que muchas veces estos talleres y cursos completas de Freud en las adaptaciones escatológicas
cumplen una función social: permiten el acceso a la del Doctor Gómez Nerea. Disponía de libre acceso a la
escritura –literaria o no– de los blue collar workers, de biblioteca. Y creo haberme formado –sin saberlo– en
los obreros, de los villa, personas que por deficiencias esas ediciones de Claridad, Sopena y Tor. No puedo
del sistema educativo general no pueden “hacerse so-
los”, “de abajo”. “La literatura, como
Comprobé, durante mi contacto con uno de los la entiendo, por más o
más antiguos y prestigiosos programas de escritura
creativa (el de Iowa) que muchos de los textos pro- menos talento del que se
bién que ninguno era muy malo; la escuela no había, disponga, es siempre un
ducidos en ese contexto no eran geniales pero tam-
quizás, levantado demasiado el techo, pero el piso era oficio.”
altísimo. Y esta es la mayor diferencia. Entre nosotros,
hay picos de originalidad y genialidad muy altos, pero negarlo: un padre al que le apasionaba la literatura
también hay pozos insondables de chapucería, impro- fue una marca. Además mi padre, entre sus muchos
visación y chantada: periodistas que no saben ordenar trabajos, fue periodista y soñaba ser un escritor como
la información de manera comprensible, críticos que Victor Hugo (tal cual, eso soñaba, y escribir una no-
no pueden desplegar un argumento, editores que con vela como Los miserables), lo que incidió en mi for-
tal de no pensar dejan pasar cualquier cosa, escritores mación: puedo recordarlo aporreando las teclas de la
incapaces de armar una frase. Pocos están llamados a máquina de escribir, el humo de los cigarrillos, la pila
ser geniales, pero por cada genio hay cientos, miles de de libros a su lado. Intento explicarme: empecé, como
autores de ficción, de periodistas, de historiadores, de muchos, siendo lector. La escritura vino después. Es
biógrafos: todos ellos son escritores, y los que pasan decir, no creo que nadie nazca escritor. Hay un sinfín
por estas escuelas y talleres levantan mucho su nivel, de situaciones condicionantes que pueden impulsarlo
lo cual basta y sobra para justificarlos. Pero además, a uno hacia un oficio. Porque la literatura, como la en-
en esta suba generalizada se montan, para llegar más tiendo, por más o menos talento del que se disponga,
alto, los geniales.
es siempre un oficio. Y requiere un aprendizaje. Como
aprender a leer.
GUILLERMO SACCOMANNO
Nadie nace nada. Ni bombero ni superhéroe. De
todas las cosas que imaginaba ser cuando fuera gran-
de, no recuerdo que ser escritor estuviera en la lista.
Fabulé con ser maestro rural. Con ser pintor o escul-
tor (entonces no se decía “plástico”). Pero no escritor.
Mi padre era, a su manera, escritor. Y en casa había
una biblioteca vastísima en la que convivían Zola y