Page 13 - labalandra_nro1
P. 13
PÁGINA 13
D E B A T E S
concentración y ausencia del mundo mientras leía que estas inclinaciones generales, quizá, se nace. Todo esto,
en mi familia llamaba la atención y era comentada. En tal vez, incline a escribir y así me fui convirtiendo en
todo ese tiempo, también escribía. Mi primer ensayo escritora. Pero esa palabra la tomé siempre con mucha
parece haber sido una transposición de géneros: escri- cautela, con mucho respeto. Una puede sentirse escri-
bía sobre los argumentos de las películas que me ha- tora en la manera en que ve el mundo, en el modo en
bían gustado. Mi hermana fue la oyente de estas obras, que intenta pasar todo a palabras; de ahí a demostrar
muy esporádicas y que no causaron, que yo recuerde, que se es un escritor hay para mí un camino muy lar-
la más mínima impresión. Desde que comencé el se- go. Sentí que empezaba a ser escritora cuando me di
cundario supe, sin ninguna duda y de una manera na- cuenta de que podía manejar algún tipo de forma lite-
tural, que iba a estudiar Letras: quería una carrera que raria, un cuento, una novela, un ensayo. También sentí
que ser escritora era mucho más que publicar un libro,
“Ser escritora era mucho y por eso nunca sentí apuro por publicar. Me gusta ha-
blar de técnica, del oficio de escribir, de la forma, eso
más que publicar un libro, sí me gusta de verdad. Lo demás es mi biografía per-
y por eso nunca sentí sonal, muy personal, mi encuentro a los veintiún años
y para toda la vida con Abelardo Castillo. Fue con su
apuro por publicar.” ayuda que descubrí que esas inclinaciones podían lle-
varme a escribir y fue con su impulso que publiqué mi
primer libro. Nuestra conversación sobre literatura,
me ordenara los libros, que me armara un mapa de lo sobre el arte de escribir, es algo que nos enriquece, que
que había leído hasta entonces. En mi diario escribía empezó hace más de cuarenta años y que sigue, con
poemas, esbozos de cuentos, lo que todo el mundo apasionamiento, hasta hoy.
hace y les daba una importancia muy relativa. Cuando
a los dieciocho años me vine a estudiar a Buenos Aires
era una lectora experimentada y una escritora inge-
nua. Descubrí temprano que tenía sensibilidad para la
forma literaria, para detectarla como lectora; con los
años descubrí que soy buena observadora, descubrí
también que tengo buen oído para el lenguaje, que el
lenguaje era para mí, como la lectura, una pasión. Con