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            próxima en la que se sumerja, anticipa, le insumirá   nente para arrancar. Lo escribió, dice, cuando tenía
            varios años más de trabajo –ha venido acumulando   doce años. “Ahí están los clichés de lo fantástico bor-
            materiales y lecturas–, porque es la más ambiciosa   geano, se ve claramente la influencia de esas lecturas”,
            que se propuso hasta ahora. Con Crímenes impercep-  explica. “Jugué bastante al ajedrez de chico y el relato
            tibles, en 2003, su obra dio un brinco consagratorio   era como si fuera una partida con la muerte, algo por
            de hiperrepercusión: el libro ganó el Premio Planeta,   el estilo. Me premiaron con unos libros que editaba la
            fue traducido a treinta y cinco idiomas y fue adapta-  facultad: recuerdo que uno era de Martínez Estrada”.
            do para cine con el título Los crímenes de Oxford, con   Se entusiasmó: ganar fue un estímulo. Así que
            dirección de Álex de la Iglesia. Consignados algunos   empezó a mandar a otros concursos. Y así, también,
            de los últimos tramos de su historia como escritor, la   consiguió que le publicaran otro cuento (“Conti-
            charla con Martínez y este texto vuelven a poner los   nuará”, se llamaba) en Humor juegos, que hacía una
                                                             selección mensual entre los relatos que recibía y pu-
            “Pensaba que escribir,                           blicaba al que consideraban mejor. “Ahí tendría unos
            como jugar al ajedrez o                          dieciséis años”, dice. “Durante la adolescencia fui es-
                                                             cribiendo distintas cosas. Me acuerdo mucho de otro
            después al tenis, sería una                      concurso en Bahía Blanca en el que era requisito que
            de las tantas cosas que                          los cuentos tuvieran más de seis páginas. Me parecía
                                                             imposible presentar un cuento así: los míos tenían
            haría en mi vida.”                               dos, a lo sumo. ¿Cómo se hace? Era discriminatorio
                                                             (se ríe). Para participar ahí escribí tres, casi con el ob-
                                                             jetivo de hacer cuentos más largos. Fue una especie
            sentidos y la memoria en el otro extremo, el de los   de esfuerzo personal para convertirme en un escri-
            comienzos, el que arranca con chocolates de premio   tor de largo aliento. Uno de esos sobrevivió y está en
            e impresiones únicas, a golpes de tecla, con un carro   Infierno grande. Corregido, para que no desentonara
            que vuelve al margen a poco de sonar, casi al final de   con los demás”.
            cada línea, una campana.
                                                                Infierno grande es el primer libro que publicó,
                                                             pero antes redondeó otro que nunca editó: La jungla
                   EL CAMINO DE LOS PREMIOS                  sin bestias. Con ese título y algunos cuentos adicio-
                                                             nales a aquellos tres de largo aliento ganó el Premio
                                                             Nacional Roberto Arlt en categoría juvenil: tenía, ya,
                Cuenta Martínez que no es que se planteara, con   diecinueve años. Le dieron unas obras completas de
            ocho o nueve años, “ser escritor”. “Era totalmente im-  Arlt, “una edición horrible, de tapa blanda”.
            pensable la posibilidad de publicar”, rememora. “Si
            no publicaba mi papá, que escribía gran cantidad de    –Los concursos y los premios parecen funcio-
            cosas, y ganó concursos, para mí eso era un universo   nar en tu historia como una cadena de confirma-
            fuera de mi vida. Sí pensaba que escribir, como jugar   ciones.
            al ajedrez o después al tenis, sería una de las tantas   –Para mí tienen esa especie de virtud. Yo estaba
            cosas que haría en mi vida, pero no de manera ins-  en Bahía Blanca, no me conocía nadie, y a la vez veía
            titucional”. Durante la primaria y la secundaria esto   alguna repercusión en lo que hacía. Por supuesto,
            de escribir ficción era algo bastante singular: recién   envié a muchos otros en los que no pasó nada. Pero
            al entrar en la universidad se encontró con compa-  en estos concursos participaban buenos escritores,
            ñeros interesados en la literatura. “No había muchos   gente con libros publicados. Un mundo curioso. Al-
            escritores que yo reconociera en esa época en Bahía   guien que hoy se presenta al Premio Clarín puede
            Blanca”, dice, y menciona como excepción a Amalia   estar compitiendo con Federico Jeanmaire, que tiene
            Jamilis. A la Universidad Nacional del Sur aparece   veinte libros publicados. Bueno, en aquella época era
            vinculado el primer premio que consiguió fuera de   más difícil publicar.
            casa, por el cuento “Peón Cuatro Rey”, título perti-
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