Page 14 - libro Antología cuentos 2020 La Balandra.indd
P. 14

hizo un gesto con el mentón hacia delante que Lila no vio porque seguía

              con la vista perdida en el resplandor inestable con el que el fluorescente

              bañaba al techo y a ellas debajo de él.

                    —No me acuerdo de ese día —dijo Lila después de un rato de silen-

              cio.

                    La otra ya estaba otra vez con los ojos cerrados y comentó algo

              acerca del frío, después se paró y caminó en dirección al baño, que estaba

              tras una pequeña sala de estar a la izquierda de ellas. Lila esperó a sentir el

              ruido del interruptor de la luz y luego del picaporte de la puerta y salió de

              su posición oblicua. Se quedó sentada en el borde del sillón unos segun-

              dos, después apoyó las manos en los costados y se impulsó para pararse.

              Caminó los dos o tres metros que la separaban del cajón. Se las había arre-

              glado para no verlo todavía. Pensaba que sentiría rabia cuando lo hiciera o

              que no lo soportaría, pero cuando se acercó se sorprendió mirándolo con

              tranquilidad. Alguna vez había podido verlo así y no parecía difícil ahora

              que lo tenía, sereno y blanco, delante de ella.

                    La otra se acercó desde atrás sin hacer ruido y le sacó a Lila una

              hebilla que le sostenía unos mechones de pelo por arriba. El pelo cayó

              sobre la cara de Lila, lacio, liviano, indócil y le cosquilleó los ojos y los

              cachetes. Lila dio un soplido y se los corrió con la mano. Se quedaron

              paradas como quien mira desde un puente o desde una barranca un río.

                    —No me acuerdo de ese día —volvió a decir Lila.



              16
   9   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19