Page 82 - libro Antología cuentos 2020 La Balandra.indd
P. 82
si usás pijama gris tenés que terminar así. Lo único que nos puede salvar
es que ustedes se decidan a seguir mi plan, ya tengo todo pensado.
Al fondo de la sala, por un ventanal con los vidrios rotos, entraba la
luz opaca del día nublado. De afuera y de lejos venía un sonido de música
y risas.
—Eso no es una lobotomía —dijo uno que se acercó en silla de
ruedas. Se le hacía difícil mover la silla con una sola mano; con la otra
sostenía en alto una cruz hecha con dos maderas rotas de cajón de manza-
nas, atadas con un retazo de toalla vieja.
—Y si no es una lobotomía, qué es —preguntó el del bastón, que
seguía dando golpecitos a la cama.
—La marca del Señor —dijo el de la silla de ruedas—. El Señor lo
perdonó al gordo, pero no quiere que se olvide de lo que hizo.
—No quiere que se olvide y le hicieron una lobotomía —dijo el alto
del muñón—. Justo una lobotomía. Por qué no se van vos y el Señor a la
puta que los parió.
—¡No blasfemes! —gritó el de la silla de ruedas, y lo apuntó con la
cruz de madera.
—No te pongas a discutir con el loco —el viejo sin oreja se dirigió
al alto del muñón—. ¿De qué plan hablaste antes? No sé qué locura se te
ocurrió, pero te digo que de esto no nos salva nadie.
—Si seguís mi plan te salvás. La cuestión es muy sencilla, hay una
84