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Naturalismo e impresionismo
ra de la burguesía no hay otro público literario numeroso. Pero tan
pronto como la emancipación de la burguesía se consuma, co
mienza ya la lucha de la clase trabajadora por la influencia políti
ca. Y este es el segundo de los movimientos de importancia deci
siva para el siglo XIX, que arrancan de la Revolución de Julio y su
monarquía, Hasta ahora, las luchas de clases del proletariado ha
bían estado mezcladas con las de la burguesía, y en lo principal las
aspiraciones políticas de las clases medias eran las mismas por las
que había luchado el proletariado. Los acontecimientos posteriores
a 1830 le abren ya los ojos y le convencen de que en la lucha por
sus derechos no puede confiar en ninguna otra clase. Simultánea
mente con el despertar de la conciencia de clase del proletariado, la
teoría socialista adquiere sus primeras formas concretas y surge al
mismo tiempo el programa de un movimiento artístico activista
que supera en intransigencia y radicalismo a todos los movimien
tos anteriores de género semejante. L’art pour l’art pasa su primera
crisis y en lo sucesivo tiene que luchar no sólo contra el idealismo
de los clasicistas, sino también con el utilitarismo tanto del arte
«social» como del «burgués».
El racionalismo económico, que va de la mano con la indus
trialización progresiva y la victoria total del capitalismo, el progre
so tanto de las ciencias históricas como de las exactas, el cientificis
mo general del pensamiento, ligado a este progreso, la experiencia
reiterada de una revolución fracasada y el realismo político que tra
jo como consecuencia: todo esto prepara la gran lucha contra el ro
manticismo, la cual llena la historia de los cien años siguientes. La
preparación y la iniciación de esta lucha es una contribución más de
la generación de 1830 a los fundamentos del siglo XIX. Las vaci
laciones de Stendhal entre logique y espagnolisme, la contradictoria re
lación de Balzac con la burguesía, la dialéctica de racionalismo e
i rracionalismo en uno y otro, muestran ya la lucha en toda su pu
janza; la generación de Flaubert profundiza el conflicto, pero en-
f uentra ya preparada la situación de lucha. La visión artística de la
Monarquía de Julio es en parte burguesa y en parte socialista, pero
<-n conjunto es no romántica. El público, como señala Balzac en el
prólogo a La piel de zapa (1831), está «harto de España, de Oriente
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