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Historia social de la literatura y el arte
la pequeña burguesía, de otro. Los fines de la lucha de clases se
aclaran y ios métodos de lucha se agudizan; todo parece anunciar
una nueva revolución. El liberalismo, a pesar de las constantes
reacciones, gana terreno y va preparando lentamente el camino
para la democracia occidental europea. La ley electoral se modifica
y el número de electores aumenta desde unos cien mil a unos dos
cientos cincuenta mil. Surgen ios rudimentos del sistema parla
mentario y los fundamentos de la coalición de las clases trabaja
doras. En el parlam ento, naturalm ente, a pesar de la reforma
electoral, están representadas todavía solamente las clases pudien
tes, y el liberalismo, que alcanza la hegemonía, representa sola
mente el liberalismo de la alta burguesía. La Monarquía de Julio,
en una palabra, es una etapa de eclecticismo, de compromiso, de
término medio, aunque no precisamente el «justo» término me
dio, como lo llamaba Louis-Philippe y como hoy lo llama todo el
mundo, unas veces en serio y otras irónicamente. Es una época de
moderación y tolerancia exteriores, pero es también, sin embargo,
una época de la más dura lucha interna por la existencia, una épo
ca de progreso político moderado y de conservadurismo económi
co, según el modelo inglés. Los Guizot y los Thiers exaltan la idea
de la monarquía constitucional, desean que el rey domine simple
mente, no que gobierne, pero son instrumento de una oligarquía
parlamentaria, de un pequeño partido gubernamental que ha en
cantado a los amplios estratos de la burguesía con la fórmula má
gica del Enrichissez-vous/ La Monarquía de Julio es un período de
prosperidad, de florecimiento de las empresas industriales y co
merciales. El dinero domina coda la vida pública y privada; todo se
le rinde, todo está a su servicio y todo se prostituye exactamente o
casi como lo describió Balzac. Es cierto que el dominio del capital
no comienza ahora ni mucho menos; pero ía posesión del dinero era
hasta ahora sólo uno de los medios por los que un hombre podía
adquirir una posición en Francia, mas no el más distinguido ni el
más efectivo. Ahora, por el contrario, de repente, todo derecho,
todo poder y toda capacidad se expresan en dinero. Todo ha de re
ducirse a este común denominador para que sea comprendido. Vis
tas desde aquí las cosas, toda la historia anterior del capitalismo
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