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Naturalismo e  impresionismo







                   mundo está en la línea de fuego de una guerra continua, universal


                   y  verdaderamente  «total»  8.  Toda  propiedad,  toda  posición,  toda


                   influencia,  deben  ser adquiridas,  conquistadas y  forzadas  cada día



                   de nuevo; todo da la impresión de provisional y nada parece ser se­


                   guro y estable 9. De aquí el escepticismo y el pesimismo generales,



                   de  aquí  el  angustioso  sentimiento  de  ansiedad  vital  que  llena  el


                   mundo de Balzac y sigue siendo el rasgo dominante de la literatu­


                   ra de la era capitalista.


                             Louis-Philippe y su aristocracia financiera tienen enfrente una



                   poderosa y amplia  oposición  que,  además  de  los  legitimistas  de  la


                   nobleza  y  el  clero,  abarca  todos  los  elementos  que  se  sienten  de­


                   fraudados en las esperanzas que pusieron en la Revolución de Julio;



                   esto es, de un  lado,  la pequeña burguesía patriótica y  bonapartista,


                   pero  fundamentalmente  de  ideas  liberales,  y,  de  otro,  la  izquierda


                   ele  los  republicanos  burgueses  y  los  socialistas,  aliados  con  la  inte­


                   lectualidad progresista,  militante en uno u otro campo.  El partido



                   gubernamental  llamado  «liberal» está, pues,  rodeado de un círculo


                   completo de grupos de oposición y revolucionarios, y Louis-Philip­


                   pe,  el  «rey ciudadano»,  está frente  a  la abrumadora mayoría de su



                   pueblo  10.  Las  tendencias  radicales  se  manifiestan  y  estallan  en  la


                   formación  de asociaciones,  partidos  y sectas democráticas, en huel­


                   gas, revueltas de hambre y atentados; en suma, en una situación que


                   lia  sido  justamente  calificada  como  revolución  permanente.  Estos



                   disturbios  no forman en  modo alguno  la continuación de  las  revo­


                    luciones  y  motines  anteriores.  Incluso  la  sublevación  de  Lyón  de


                    I 831  se distingue de los antiguos movimientos revolucionarios por



                   su carácter apolítico  ll; es el preludio y el comienzo de aquel  movi­


                   miento  de  masas  cuyo  símbolo,  la  bandera  roja,  aparece  por  vez


                   primera en  1832.  El  cambio  comienza  con  un descubrimiento  ca­






                             8  CE  Loáis  Bianc,  Histoire  de  dix  ans,  III,  1843,  págs-  90-92,  W.  Sombart,  Dte

                   diuische Volkswtrtschaft des  19- Jabrhunderts,  7.a edL,  1927, págs.  399 sigs.

                             9  Emil  Lederer, Zum sozialpsychologiscben Habí tus der Gegemvart,  en  «Archiv für So-


                   /iulwiss.  u.  Sozialpol.»,  1918, vol.  46, págs.  122  sigs.

                             10  Paul  Louis,  Histoire du socialisme en  France de la  Révolution a  nos jours,  1936,  3-8

                   r-(L,  págs.  64  y  97; J.  Lucas-Dubreron,  La  Restauraron et  la Monarchie du Juillet,  1937,


                   págs.  160 sig.


                             11 P.  Louis, op.  cit.,  págs.  106 sig.




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