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Historia social de la literatura y el arte
tin, sino, como señala Sainte-Beuve, en una «industria» para todos
los que están relacionados con ella l5. Se transforma simplemente
en un medio para conseguir anunciantes y suscriptores. La cone
xión de la literatura con la prensa diaria produce, en opinión de un
contemporáneo, un efecto tan revolucionario como la aplicación
del vapor a los usos industriales; toda la producción literaria cam
bia su carácter 16. Pero aun cuando esta analogía sea exagerada y la
industrialización de la literatura represente nada más que un sín
toma de la general evolución intelectual, es decir sólo exprese una
tendencia a la que se inclina intrínsecamente la producción artísti
ca de la época, debe, sin embargo, ser considerado como un suceso
histórico el que Emile de Girardin, escritor sin importancia pero
hombre de negocios con mucha imaginación, se apropie la idea del
hasta ahora completamente desconocido Dutacq y funde en 1836
el periódico La Presse. La innovación, que inaugura una época, con
siste en que fija el precio de suscripción en cuarenta francos anua
les, es decir la mitad del precio de los demás, y se propone cubrir
las pérdidas con anuncios y avisos. Dutacq funda también en el
mismo año y con el mismo programa el Sikle, y los demás perió
dicos de París siguen su ejemplo. El número de suscriptores crece
y alcanza la cifra de 200.000 en 1846, frente a la cifra de 70.000
que había diez años antes. Las nuevas empresas que van surgiendo
obligan a los editores a la competencia en el contenido de sus pe
riódicos. Han de ofrecer a sus lectores un manjar lo más apetitoso
y variado posible para incrementar el atractivo de sus periódicos,
sobre todo teniendo en cuenta el negocio de los anuncios, Cada uno
en lo sucesivo debe encontrar en su periódico lo que convenga a su
gusto y a sus intereses; a cada uno debe servirle de pequeña bi
blioteca doméstica y de enciclopedia.
Los periódicos publican, junto a colaboraciones de especialis
tas, artículos de interés general, principalmente descripciones de
viajes, historias de escándalos e informaciones judiciales. Pero las
novelas por entregas constituyen su mayor atracción. Las lee todo
15 Sainte-Beuve, De la Littérature industrielle, en «Revue des Deux Mondes», 1839.
También en Portraits contemporaim, 1847.
16 Jules Champfleury, Souvenirs et portraits, 1872, pág. 77.
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