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Naturalismo e  impresionismo







                   de los dramaturgos la presentación interrumpida, articulada en es­


                   cenas, y rebuscada. Alexandre Dumas, ei maestro de la tensión dra­



                   mática,  es  también  un  virtuoso  de  la  técnica  folletinesca;  pues


                   cuanto  más  dramático  es  el  desarrollo  de  una  novela  de  folletín,


                   tanto más efecto causa en su público. Pero la continuación de la ac­



                   ción  de día en  día,  la publicación  de  las  partes  aisladas,  habitual­


                   mente sin un plan exacto y sin la posibilidad de modificar lo ya pu­


                   blicado  y  de  ponerlo  en  armonía  con  las  entregas  posteriores,


                   determina,  a  su vez,  una  técnica  narrativa  «no dramática»,  episó­



                   dica e improvisadora, una corriente  inacabable de sucesos y  un re­


                   trato  de  caracteres  inorgánico y  frecuentemente  contradictorio.  El


                   arte  de  la  «preparación»,  la  técnica  de  la  motivación  natural,  sin



                   artificio y que diera la  impresión  de  impremeditada,  ha desapare­


                   cido.  Las  modificaciones  en  la acción  y  los  cambios de opinión en


                   los  personajes  dan,  a veces,  la  impresión  de  que  han  sido  traídos



                   por los pelos,  y  las figuras secundarias que surgen en ei curso de la


                   narración parece como si  llegaran de improviso, después de que al


                   autor se  le  olvidara  «presentarlas»  a  tiempo.  El  propio  Balzac co­



                   mete  repetidamente  la  falta  de  introducir  personajes  sin  prepara­


                   ción  previa,  aunque él  mismo critica precisamente a La cartuja de


                   Parma esta técnica de improvisación.  En Stendhal, sin embargo, la


                   construcción  descuidada  y  suelta  es  consecuencia  de  una  técnica



                   narrativa  episódica,  intrínsecamente  picaresca  y  en  lo  esencial  no


                   dramática  19, mientras que en Balzac, cuyo ideal  es una novela con


                   forma dramática,  es  una deficiencia originada por su  modo perio­



                   dístico de escribir y por su vivir al día.  Pero es cuestión discutible


                   si  la  industrialización  de  la  literatura  es  simplemente  una  conse­


                   cuencia del periodismo,  y si  la novela ligera debe por completo al


                   folletín  su  carácter rígido y estereotipado;  porque,  como demues­



                   tra el estilo Imperio y Restauración en la novela, la convencionali-


                   zación de esta forma estaba hacía  tiempo en marcha 20.


                             La  novela  de  folletín  significa  una  democratización  sin  pre­



                   cedentes  de  la  literatura y una  nivelación casi  absoluta del públi­





                             iy  Cf.  Maurice Bardéche, Stendhal romancier,  1947,

                             2tl  André de Bretón, Le román franjáis au X IX ' ülcle,  I,  1901,  págs.  6 sig.,  73; M.

                  Burdéche, Balzac romancier,  1947, págs.  2-8,  12 sig.






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