Page 266 - Hauser
P. 266

Naturalismo e  impresionismo







                  estos objetivos.  E iarte por ei arte se convierte para ios  románticos


                  en  su torre de  marfil,  en  la que  se  cierran  a  toda actividad  prácti­



                  ca.  Y, pagando por ella la incomprensión  del  orden social  existen­


                  te,  compran  la  paz  y  la  superioridad  de  una  actitud  meramente


                  contemplativa.  Hasta  1830  la  burguesía  esperaba  que  el  arte  fo­



                  mentara sus  ideales,  y así defendía la propaganda política por me­


                  dio del  arte.  «El  hombre  no  ha  sido creado  sólo para cantar,  creer


                  y  amar...  La  vida  no  es  un  destierro,  sino  una  llamada  a  la  ac­


                  ción..,»,  escribe el  Globe en  el  año  1825  26.  Pero  después de  1830



                   la burguesía se vuelve recelosa frente ai arte, y prefiere una neutra­


                   lidad  en vez de la antigua alianza.  La Revue des Deux Mondes opina


                  ahora que no es  necesario -e  incluso que no es deseable- que el ar­



                   tista  tenga  ideas políticas  y  sociales  propias;  y  este es  el  punto  de


                  vista que defienden  los  críticos  más  importantes,  entre  ellos  Gus-


                  tave  Planche, Nisard y Cousin  27.  La burguesía se apropia del  l’art



                  pour l’art;  se ensalza la naturaleza  ideal  del  arte y  la alta categoría


                  del artista,  situado por encima de partidos políticos.  Se le encierra


                  en una jaula dorada. Cousin recurre a la idea de la autonomía de la



                  filosofía de Kant y  renueva la doctrina del  «desinterés»  del  arte; a


                  ello  le  ayuda  mucho  la  tendencia  a  la  especiaíización,  que  se  ha


                  puesto en vigor con  el  capitalismo.  El arte por el arte es,  efectiva­


                  mente,  de  un  lado,  la  expresión  de  la división  del  trabajo,  que  se



                  acrecienta  con  la  industrialización,  y,  de  otro,  ei  baluarte  del  arte


                  contra el peligro de ser devorado por la vida industrializada y me­


                  canizada.  Por una parte significa la racionalización, el desencanta­



                  miento  y  la  restricción  del  arte;  pero  al  mismo  tiempo  significa


                  también  el  intento  de  preservar  su  individualismo  y  su  esponta­


                  neidad a pesar de la mecanización general.


                            L’  art pour  l’art  representa  indudablemente  el  problema  más



                  colmado  de  contradicciones  de  la estética.  Nada expresa  tan  agu­


                  damente la naturaleza dualista e íntimamente dividida de la visión


                  estética.  El arte,  ¿es su propio fin y objeto, o es  solamente un me­



                  dio para un fin?  Esta pregunta se contestará de  manera diversa no





                            16  Artículo de  Charles  Rémusats de  12  de  marzo de  1825,  cit.  por A.  Cassagne,

                 »¡t.  c i t pág.  37.

                            21  A.  Cassagne, ibid.






                                                                                    267
   261   262   263   264   265   266   267   268   269   270   271