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Historia social  de  la  literatura y el  arte







               Mondes son los órganos oficiales del nuevo mundo literario burgués,



               de tinte romántico pero con mentalidad académica 25.


                          A  algunos  sectores  del  público,  sin  embargo,  el  romanticis­


               mo  les  parece  todavía  demasiado  violento  y  arbitrario;  se  le  opo­


               ne, por ello,  un nuevo clasicismo sobrio y estrechamente burgués,



               el  arte  de  la  llamada  école de bon sens  y  del  estético juste-milieu.  El


               éxito de Ponsard, el renacimiento de la tragédie dassique y la moda


               de  Rachel  son  los  síntomas  más  expresivos  de  esta  nueva  escue­



               la  de gusto.  Después  de  las  exageraciones  «morbosas»  y  de  la at­


               mósfera recargada,  se  desea respirar de nuevo aire fresco;  se quie­


               re  encontrar  otra  vez  caracteres  equilibrados,  mesurados  y


               ejemplares,  sentimientos y  pasiones  normales  comprensibles para



               todos,  una  filosofía  de  equilibrio,  de orden  y  término  medio;  en


               suma,  una  literatura  que  renuncie  a  lo  picante,  a  las  ocurrencias


               raras  y  al  estilo  excéntrico  del  romanticismo.  1843  es  el  año  del



               triunfo de Lucrece y del fracaso de Burgraves.  Pero esto significa no


               sólo la victoria de  Ponsard sobre  Hugo,  sino  también de  los Scri-


               be, los Dumas y  los Ingres sobre Stendhal, Balzac y  Delacroix. La


               burguesía no espera del arte conmociones,  sino distracción;  no ve



               en el poeta un  «vate», sino un maitre deplaisir.  A Ingres sucede la


               serie infinita de pintores académicos correctos pero aburridos, y a


               Ponsard,  la de los seguros pero anodinos abastecedores de  los tea­



               tros  estatales  y  municipales.  Se  desea  diversión  y  descanso,  y,


               como  es  lógico,  cambia  la  actitud,  y  se  busca  un  arte  «puro»  y


               apolítico.


                         El  l'art pour  l’art  ha  surgido  del  romanticismo  y  representa



               una de  las  armas  en  su  lucha por la libertad;  es  la  consecuencia y,


               en cierto modo, el resumen total de la teoría estética romántica. Lo


               que en un principio fue simplemente una rebelión contra las reglas



               clásicas,  se ha convertido en  una sublevación contra toda traba ex­


               terna,  una emancipación de todos los valores  intelectuales y mora­


               les  ajenos  al  arte.  La  libertad  artística  significa  ya  para  Gautier


               independencia de la tabla de valores de la burguesía, desinterés por



               sus  objetivos utilitarios y  negativa a colaborar en la realización de







                         25  Cf.  Fierre Moreau, Le dassicistne des romantiques,  1932, págs.  242  $igs.
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