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Historia social  de la literatura y el arte








               cidente,  donde  durante  la  Ilustración  dominaban  condiciones  se­


               mejantes a las de la  Rusia prerrevolucionaria.  No es,  pues,  ningu­


               na  casualidad  que  dos  de  los  más  importantes  campeones  del  ra­



               cionalismo  y  radicalismo  ruso,  Chernishevski  y  Dobroliubov,


               fueran  hijos  de sacerdotes  y  surgieran  entre  la población  burguesa


               de  las grandes  ciudades mercantiles.


                          La Universidad de Moscú, con sus asociaciones estudiantiles y



               sus  sociedades  de  instrucción  propia,  forma  el  centro  de  la  nueva


               intelectualidad  «fuera de  clase». La oposición entre el antiguo pa­


               lacio,  deseoso de diversiones e  indiferente,  con  sus  altos  funciona­



               rios  y generales,  y  la ciudad  universitaria  moderna,  con su  juven­


               tud  capaz  de  entusiasmo  y  deseosa  de  saber,  forma  el  origen  del


               cambio  que  se  produce  en  la  cultura 167.  El  estudiante  pobre,  en­


               tregado a sí mismo,  es el prototipo de  la nueva intelectualidad,  lo



               mismo que el  noble oficial de la guardia era el representante de la


               antigua minoría  intelectual.  La sociedad  culta de  Moscú conserva


               todavía durante algún tiempo su sello semiaristocrático,  y  las dis­



               cusiones filosóficas hasta los finales de los años cuarenta se celebran


               todavía generalmente en los salonesl68, pero éstos ya no tienen nin­


               gún carácter exclusivo y pierden poco a poco su antigua significa­


               ción.  Por los  años  sesenta,  la democratización  de  la  literatura y  la



               formación  de  la  nueva  intelectualidad  están  terminadas.  Después


               de  la  liberación de  los  campesinos,  ésta experimenta una conside­


               rable ampliación con la afluencia de gentes procedentes de las filas



               de  la pequeña nobleza empobrecida, pero los nuevos  elementos  ya


               no  cambian  nada  en  la  estructura  interna  del  grupo.  Los  terrate­


               nientes arruinados tenían en parte que alimentarse mediante el tra­


               bajo  intelectual y acomodarse a las condiciones de vida de  la inte­



               lectualidad  burguesa.  Acrecen  en  todo  caso  no  sólo  el  número  de


               los  progresistas  y  cosmopolitas  occidentalistas,  sino  también  el „


               de  los  eslavófilos,  y  con  ello  favorecen  el  establecimiento  de  un



               equilibrio entre ambos grupos.


                         La reacción espiritual que el racionalismo de la intelectualidad


               orientada  hacia  Occidente  provoca  bajo  la  forma  de  eslavofilia co-




                         167  D.  S.  Mirsky, A  History of Russian Literatura,  págs.  203 sig.

                              Ibid.,  pág.  204.
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