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Historia social  de la literatura y el arte







           sabe, había ya hecho algunas salvedades contra las instituciones de­



            mocráticas de Occidente.  Los primeros eslavófilos son en todo caso


           contrarios  a  la autocracia zarista y combaten  el gobierno de Nico­


            lás I.  Los eslavófilos posteriores adoptan una actitud más favorable



           frente al zarismo, cuya idea es una parte integrante de su teoría del


           Estado y  de su  filosofía  de  la  historia,  pero sigue  siempre  habien­


           do demócratas entre sus partidarios.  Se  deben distinguir dos  fases


           en  el  movimiento  eslavófilo,  lo  mismo  que  se  debe  hablar  de  dos



           distintas generaciones de occidentalistas.  Pues lo mismo que el re-


           formismo  y  racionalismo  de  los  años  cuarenta  se  transforma  en  el


           socialismo y  el  materialismo de  los años sesenta y  setenta,  la esla-



           vofilia de  los  terratenientes  feudales se cambia en  el paneslavismo


           y populismo de los  Danilevski, Grigóriev y Dostoievski. La nueva


           dirección democrática está en  la más aguda oposición  a la antigua


            tendencia aristocrátical69. Después de la liberación de los campesi­



            nos, muchos de los viejos escritores se separan de la intelectualidad


            y  el  occidentalismo  y  se  unen  a  los  nacionalistas,  de  manera  que


            apenas se puede ya sostener que  «la crítica conservadora era en to­



            dos  los  aspectos,  tanto  cualitativa  como  cuantitativamente,  nota­


            blemente más débil que  la progresista» 170.


                      Los  eslavófilos  y  los  occidentalistas  se  distinguen  ahora  más


            bien por sus  métodos de  lucha que por sus objetivos.  Toda la Ru­



           sia intelectual se apropia de la «idea eslava»; todos los intelectuales


           son  patriotas  y  heraldos  de  la  «misión  de  Rusia»;  «se  arrodillan


            místicamente  ante  la piel  rusa de oveja» 171,  estudian  el  alma rusa



           y  se entusiasman  por  la  «poesía etnográfica».  La frase  de  Pedro  el


           Grande:  «Necesitamos de Europa durante un par de decenios, des­


           pués podremos volverle la espalda», sigue correspondiendo al pen­


            samiento de la mayoría de los  reformadores.  La palabra narod,  que



            a la vez significa «pueblo» y «nación», hace posible que se borre la


            diferencia entre demócratas  y  nacionalistas ’72.  Las veleidades esla-







                      169  Ibid.,  pág.  282.


                      570  Th.  G.  Masaryk,  Zur russischen  Gescbicbts-  und Rdtgiom-philosopbie,  1913,  I,

           pág.  126.

                      171  Turguéniev en una carta a  Herzen de  8 de nov.  de  1862.


                      172  E.  H.  Carr, Dostoieivski,  1931, pág-  268.





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