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Naturalismo e impresionismo







                 ble,  que  Dostoievski  mismo  recibe,  como  un  constante  rasgo  del


                 dibujo de caracteres, del romanticismo, conservándolo hasta el final.



                 La  completa  disolución  de  la  unidad  del  carácter,  esto  es,  la  des­


                 composición  que  no consiste  sólo  en  la incoherencia de  los  conte­


                 nidos  anímicos,  sino  tam bién  en  su  constante  transposición  y



                 transformación, mutación de valor y de significado, la traen consi­


                 go sólo la lucha contra el romanticismo y el continuo movimiento


                 de  péndulo  entre  las  actitudes  románticas  y  antirrománticas.  En


                 Stendhal, que introduce esta fase del desarrollo, los diversos conte­



                 nidos anímicos transforman su naturaleza delante de nuestros ojos.


                 El  carácter provisional  de  un modo de ser psicológico y  lo  indefi­


                 nible  de  las  actitudes  anímicas  se  convierten  ahora  en  criterio  de



                 toda psicología  interesante, y  como digno de  interés  artístico vale


                 sólo  un  carácter  irisado  y  caleidoscópico.  El  último grado  de  esta


                 evolución se alcanza con la completa  imprevisibilidad  e  irraciona­


                 lidad de los caracteres de Dostoievski.  Por primera vez entonces el



                 aspecto del  «tú  no eres  el que pareces  ser»  se vuelve  norma psico­


                 lógica,  y desde ese momento  lo extraño y misterioso,  lo demonía­


                 co y abismal en el hombre son la premisa de su importancia psico­



                 lógica.  Los  caracteres  sin  complicaciones  de  la  literatura  anterior


                 producen  siempre,  junto  a  las  figuras  de  Dostoievski,  una  impre­


                 sión  más  o  menos  idílica  y  sin  interés,  Hoy  reconocemos,  desde


                 luego,  que también  la psicología de Dostoievski  está llena de ras­



                 gos convencionales y que hace el uso más profuso de los  restos del


                 exhibicionismo romántico y del byronismo. Vemos que Dostoievs­


                 ki  no es  un principio  sino un  fin,  y que,  con  toda su  originalidad



                 y productividad,  acepta de buena gana los logros de la novela psi­


                 cológica occidental y los desarrolla consecuentemente.


                           Dostoievski  descubre  el  más  importante  principio  de  la psi­


                 cología moderna:  la ambivalencia de los sentimientos y la escisión



                 de toda actitud anímica excesiva, expresada en formas exageradas y


                 demasiado demostrativas. No sólo se enlazan mutuamente entre sí


                 amor y odio, orgullo y  humildad,  realzamiento y  rebajamiento de



                 uno  mismo,  crueldad  y  masoquismo,  la nostalgia de  lo  sublime y


                 la «nostalgia de la inmundicia»; no sólo están unidos, como trans­


                 formaciones de un  mismo principio,  caracteres como Raskolnikov






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